viernes, 8 de marzo de 2013

La revolución será feminista o no será


Las revueltas sociales que vive Egipto han sacado a la luz demandas que estaban desterradas al silencio. Entre ellas, dar voz a la mujer. Son cambios visibles que, no obstante, han tenido consecuencias que han permanecido en la sombra. Así, la planificación de abusos sexuales a las egipcias que protestan en la plaza de Tahrir como arma para hacerlas callar ha pasado prácticamente desapercibida. Esta es sólo la más reciente de las historias de mujeres africanas que merecen ser alumbradas.


Puerta del Sol. Madrid, 2011.-
La primera vez que leí la frase que da título a esta entrada fue en una pancarta que colgaba a la salida del metro de la parada de la plaza de la Puerta del Sol, punto de encuentro del movimiento social desatado en Madrid el 15 de mayo de 2011. La plaza era un hervidero de luchas que, lejos de unirse a una causa, desvirtuaban el mensaje que las había juntado. Las palabras “la revolución será feminista o no será” me produjeron rechazo, no porque no existan terrenos aún por conquistar en la igualdad entre el hombre y la mujer en la sociedad occidental, sino porque ese no era el motivo prioritario que había unido a tantos ciudadanos. Dos años más tarde, otra plaza ubicada en África me hizo recordar esa pancarta de Sol.

El 25 de enero de 2013 cientos de ciudadanos egipcios volvieron a manifestarse en la plaza de Tahrir, en El Cairo, para protestar contra las aprobaciones de un decreto que daba poderes prácticamente absolutos al actual presidente, Mohamed Mursi, y de una constitución islamizada que no recoge la pluralidad de Egipto. La fecha de la manifestación no era casual. Se cumplía el segundo aniversario del llamado Día de la ira, cuando comenzaron las revueltas callejeras que lograron derrocar al dictador Hosni Mubarak. Dos años más tarde, son muchos los egipcios que no están dispuestos a que Mursi pise las reclamaciones sociales que han florecido en su país con la primavera árabe.

Como es sabido, finalmente el decreto fue anulado, pero el texto constitucional se aprobó en referéndum. Sin embargo, no todas las consecuencias de esta protesta han trascendido de igual forma. El pasado 25 de enero, en Tahrir, varias mujeres sufrieron agresiones sexuales y en algunos casos, según elperiodico.com, incluso hubo “cortes en los genitales”. Estos hechos, que no tuvieron la misma difusión en los medios de comunicación, no pasaron inadvertidos a pie de calle. Grupos de ciudadanos egipcios se han organizado en colectivos que patrullan las manifestaciones para actuar contra lo que la policía no evita: Las agresiones sexuales y la violencia dirigida a las mujeres que protestan en  público, así como la atención a las víctimas de estos ataques. ‘Operación Anti-Acoso/Asalto Sexual’ (OpAntiSH, en sus siglas en inglés) o ‘Guardaespaldas de Tahrir’ son un ejemplo de estas agrupaciones. El primero surge en noviembre de 2012 y el segundo hace tres meses, lo que demuestra que el problema ya existía.

Protesta en El Cairo por la violencia del Ejército egipcio
hacia las mujeres/ AP.-
En una sociedad patriarcal como la egipcia, el rol de la mujer ha estado tradicionalmente relegado a la casa, imperando el silencio femenino fuera de las cuatro paredes. Sin embargo, la primavera árabe en Egipto ha derivado en una epidemia de abusos sexuales perpetrados por personas frustradas a quienes parece no quedarle más argumento que el uso de la fuerza y de su miembro para avalar la desigualdad.

A.Afify/ Fotografía tomada del portal Copts United.-
De hecho, muchas de las mujeres que han pasado por este trauma al salir a manifestarse tienen que soportar a su vez la crítica social de aquellos que piensan que es un ataque merecido. Como el diputado Adel Afify, líder del partido de línea conservadora Asala, quien ha declarado, en una información recogida por el portal Jewish News One, que si una mujer es violada durante esas protestas es culpa de ella misma por asistir. “Estos ataques pretenden excluir a las mujeres de la vida pública y castigarlas por participar políticamente y en las manifestaciones. También son un intento de arruinar la imagen de la plaza de Tahrir y de las manifestaciones”, han señalado miembros del OpAntiSH, según una información recogida por Mundo Negro Digital.

Los medios de comunicación a menudo tildan de revolución cualquier movimiento social que despierta del silencio, pero la revolución conlleva la transformación de una sociedad. Esto no ha ocurrido aún ni en Egipto, ni en ninguno de los países del norte de África en los que se han desatado olas de cambio. Y no ha ocurrido precisamente porque siguen pasando hechos como los que padecen las mujeres en Tahrir. De ahí que, en el caso de la primavera árabe, sí puede decirse que “la revolución será feminista o no será”, entendiendo feminismo como un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres, tal y como queda definido en la Real Academia Española. No obstantes, sí es cierto que toda revolución es precedida por una revuelta. Las revueltas pueden derrocar líderes, pero si la estructura política y social no cambia no se puede hablar de revolución.

Manifestantes egipcias/ Fotografía tomada
del portal Planeta Ellas.-
“No voy a quedarme callada. Todas las mujeres de Egipto tienen que despertar: Las que han sufrido [una agresión sexual] y las que no. De lo contrario esta violencia continuará”. Son palabras de Dalia Abdel Wahab, víctima de una agresión sexual durante la manifestación del 25 de enero de 2013, que Amnistía Internacional recoge en su Informe ‘Violencia de género contra las mujeres en las inmediaciones de la plaza deTahrir’. Quien calla otorga.


miércoles, 6 de marzo de 2013

Dos minutos en Mali


Primero fueron las armas recicladas procedentes de Libia. En una región pobre y convulsa, combatir es una forma de ganarse el sueldo. Muerto Gadafi, aquellos nómadas malís que luchaban por el dictador libio cobraron su finiquito con sus arsenales y volvieron a casa. Esta vez, para luchar por su propio territorio. Desde entonces, el incremento de yihadistas, que han visto en el conflicto tuareg una manera de posicionarse en una zona estratégica; y la intervención de Francia, que no quiere perder la valiosa relación que mantiene con su antigua colonia, han irrumpido con sonidos de disparos el desolador desierto que divide el país africano en dos. Las últimas noticias de Mali vienen en forma de vídeo, con una secuencia de dos minutos de un combate en el norte de este país africano que el Ejército francés ha publicado en YouTube.

Ciudad de Gao, Mali, en febrero de 2013/
Fotografía de J.Penney, REUTERS

Las tropas francesas avanzan cada vez más hacia el norte, lejos de Bamako, la capital de Mali. Su posición actual se sitúa en el macizo de Adrar de los Iforas, donde combaten con los grupos terroristas después de que éstos fueran expulsados de las ciudades de Gao y Kidal. Esta semana el Ejército galo ha hecho eco de sus avances al difundir por la red una grabación en la que se muestra todo su poderío. Avalados con morteros y fuego de infantería, Francia responde a un teórico fuego enemigo. Más allá de quien empezara esta ofensiva en concreto, este vídeo (http://bcove.me/7d0wl9am), grabado el 26 de febrero y que publica el diario El País, pone de relieve que lo que acontece en las llanuras del desierto de Mali está muy lejos de las últimas intenciones difundidas a los medios desde los pasillos del Gobierno africano.

El mismo día que esta secuencia fue grabada, el primer ministro transitorio malí, Djian Sissoko, anunciaba en el Parlamento la intención de su Ejecutivo de iniciar un diálogo nacional en torno a una mesa de reconciliación. Este mensaje, transmitido en forma de promesa, iba dirigido especialmente a los rebeldes tuaregs del norte de Mali a los que invitaba a reunirse con una Comisión para el Diálogo y la Reconciliación. Esta delegación sería la encargada, según destaca GuinGuinbali, “de hacer avanzar las conversaciones intercomunitarias que permitan alcanzar una paz real, más allá de echar del país a disparos, como en el viejo oeste, a los islamistas radicales que habían ocupado el norte del país, expulsando incluso a los tuaregs”.
Encuentro informativo con Acción contra el Hambre/
Fotografía tomada de humania.tv

Teóricamente, las potencias occidentales apoyan esta iniciativa que implica, además, el requisito de incluir sólo a aquellos grupos que den pruebas de su desarme, así como sólo a aquellos miembros que acrediten haber nacido en Mali. También en teoría, Japón, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana se han comprometido a aportar en total 329 millones de dólares a la causa, aún cuando “Naciones Unidas ha estimado que se necesitarían 373 millones para auxiliar a los afectados” de los cuales, hasta el momento, “sólo se han movilizado 16”, según Helena Valencia, responsable del equipo de emergencias de la ONG Acción contra el Hambre, quien apunta que esto se traduce en que a Mali sólo ha llegado el cuatro por ciento de la ayuda que necesita.

Mientras tanto, en la práctica, los enfrentamientos en Mali han desplazado a más de 394.000 personas dentro y fuera del país, según las estimaciones de la ONG. Y los tuaregs han tenido que aprender a convivir con los sonidos de las balas que sacuden el desierto y los despiertan del sueño de recuperar su país: Azawad, la tierra que perdieron cuando en la conferencia de Berlín, en 1885, las potencias europeas se repartieron el continente y decidieron que aquel pedazo de África se llamaría Mali. Una historia abandonada en el desierto a la que no se le ha dedicado ni dos minutos.
Fotografía a un tuareg en Mali / B.Stirton

miércoles, 2 de enero de 2013

La cara tolerante de Marruecos, el país árabe que convive con los judíos


Una de las comunidades más antiguas del Norte de África es la judía. Desde el año 70 d.C. se tiene constancia de su llegada a Marruecos, donde llegaron a ser la comunidad hebrea más importante del mundo árabe. Todavía hoy los judíos permanecen en tierra marroquí con los mismos derechos de culto que la religión islámica y el único museo judío del mundo en un país árabe. En un momento en el que parece que la religión saca lo peor de estas sociedades, hay un rincón en África donde la convivencia entre los árabes y los judíos existe.

El eterno conflicto entre israelíes y palestinos ha llevado a la concepción generalizada de que el entendimiento cultural entre árabes y judíos es imposible. Rodeado de países árabes, el caso de Israel y Palestina se impone como único ejemplo de convivencia entre estas sociedades. La hostilidad desatada en Oriente Próximo está tan asociada a la relación entre árabes y judíos que esta visión se ha trasladado a todo el planeta, generalizándose la percepción de que entre la cultura hebrea y la árabe no puede existir otro escenario que no sea el de la violencia. Sin embargo, el continente africano esconde una historia que vuelve a dejar patente que lo más llamativo nunca abarca toda la realidad.

Dos judíos marroquíes/Foto tomada de 'El orgullo de ser parte'.-
Al igual que sus vecinos, Marruecos es un Estado árabe de religión islámica. Sin embargo, este entorno predominantemente arabigo dista de ser un escenario hostil para la población judía que vive en territorio marroquí. De hecho, es el único país islámico en el mundo que tiene un museo judío  y es también donde reside “la mayor comunidad hebrea del mundo árabe”, en palabras del que fuera el director del Museo del Judaísmo de Casablanca y secretario general de la Fundación del Patrimonio Cultural Judeo-marroquí, Simon Levy.

Pero, al igual que en el resto del Magreb, en Marruecos el número de judíos también ha descendido notablemente. Antes de la fundación de Israel en 1948, llegaron a ser 350.000, la mitad pobres. Con la creación del nuevo Estado sionista, los israelíes recorrieron las comunidades hebreas del mundo con la máxima de ‘cuantos más judíos en Israel, mejor’. Entre finales de los años cuarenta y mediados de los cincuenta, fueron 90.000 los judíos que emigraron a Israel. Las razones económicas tenían su peso: Tel Aviv garantizaba el bienestar del que consideraba su pueblo. En 1965, ya sólo quedaban 60.000 judíos en Marruecos y la Guerra de los Seis Días, dos años más tarde, incrementó la inmigración hebrea, ya no sólo a Israel, sino también a Europa y a Estados Unidos.

A.Azoulay.-
Pese a esta reducción, el papel que desempeñan en el territorio es considerable. Con la independencia marroquí en 1956, este país árabe contó con miembros de la comunidad hebrea para desempeñar cargos políticos. De hecho, en la actualidad sigue vigente el destacado papel de los hebreos en la vida política de Marruecos. Tanto es así, que uno de los principales asesores del monarca alauita es el judío André Azoulay.
“Los judíos tenemos una historia de muchos siglos en Marruecos. Sabemos que no todo ha sido de color de rosa. Hay páginas negras. Pero nuestra historia no tiene nada que ver con la de los judíos de Occidente. En Marruecos no hemos sufrido deportaciones, ni nazismo, ni campos de concentración, ni inquisiciones. Judíos y musulmanes hemos vivido juntos, respetándonos unos a otros”, afirma.

Para entender la permanencia de la presencia judía en territorio marroquí hay que tener en cuenta la diferencia entre judaísmo y sionismo. No todos los judíos son sionistas. Ejemplo de ello es la comunidad judía de Marruecos, donde el judaísmo es su religión y no por ello dejan de sentirse marroquíes. No obstante, las persecuciones y maltratos a este pueblo no fueron una excepción en África. Aunque es cierto que vivían con relativa tranquilidad, este sosiego tenía un precio y, si bien al principio se les obligaba por la fuerza a convertirse al Islam so pena de muerte, más tarde se impuso lo más práctico y durante muchos siglos los hebreos vivieron en el continente africano según sus costumbres a cambio del pago de impuestos a las autoridades islámicas.

Barrio judío de Casablanca, donde se encuentra el
Museo judío y la mayor población judía de Marruecos.-
En la actualidad apenas quedan seis mil judíos en este país africano, frente a los 350.000 que había en la primera mitad el siglo XX. Sin embargo, desde hace setenta años la igualdad jurídica entre hebreos y musulmanes es total. En 1940, cuando Marruecos todavía era un protectorado francés y español, el gobierno de Vichy promulgó diversas leyes antisemitas que prohibían a los judíos ejercer funciones públicas. El rey Mohamed V se enfrentó a la Francia alemana y abolió esta tradición secular que consideraba a los hebreos ciudadanos de segunda y pretendía identificar y deportar al pueblo judío. La respuesta que entonces dio el monarca a los franceses viene a plasmar la simbiosis cultural entre árabes y hebreos que vive este país islámico: “En mi país no hay judíos, sólo hay marroquíes”.

martes, 20 de noviembre de 2012

Te toca mover ficha, Egipto


Como si se tratara de un efecto dominó, desde que el pasado miércoles se pusiera en marcha la operación militar ‘Pilar de Defensa’, las últimas estrategias geopolíticas que se cuajaban en la región que abarca el conflicto palestino-israelí se tambalean. Ante el lanzamiento de misiles contra Israel por parte de su brazo armado, Hamas ha visto frustrada su necesidad de pacificar la zona para alinearse con Egipto, que a su vez, necesita alinearse con Estados Unidos (tradicional aliado de Tel Aviv) para seguir mereciendo su generosa financiación tras pocos meses de mandato. Así, el Estado egipcio es el mayor interesado en mediar lo antes posible el final del nuevo capítulo de una saga de conflictos entre palestinos e israelíes que parece no tener desenlace.

Egipto tiene una importancia clave en el mundo árabe. Es el segundo país más poblado de África y tiene una gran influencia en el plano político de la región. Además, su ubicación fronteriza con Israel y la Franja de Gaza le sitúa en una posición clave en el conflicto palestino-israelí. Sin embargo, más allá de los factores geográficos, el componente religioso, que en esta parte del mundo constituye la ideología en la que se basa la política, tiene si cabe más peso en el papel que desempeña El Cairo en los nuevos ataques entre los árabes y los judíos.
Los Hermanos Musulmanes, partido que gobierna desde este verano Egipto, es de tendencia islamista moderado, pero comparte las mismas raíces que Hamas, basadas en el fundamentalismo islámico. Este vínculo ha llevado a esta organización islamista a tratar de estrechar lazos con el poder egipcio con el fin de ganar peso en territorio palestino, ya que quien gobierna allí es la Autoridad Nacional Palestina, conforme a los Acuerdos de Oslo de 1994.

M.Mursi e I.Haniyeh/REUTERS.-
Las negociaciones entre iguales son más fáciles y, a raíz de la respuesta de El Cairo a la ofensiva israelí, parece que estaban dando sus frutos. Aunque ganar poder en Palestina hubiera sido más conveniente con un clima pacífico, lo cierto es que Hamas está obteniendo apoyo de El Cairo igualmente. Y es que no hace ni una semana desde que se desatara esta nueva fase de agresiones en Gaza y el presidente egipcio, Mohamed Mursi, ya ha llamado a consultas a su embajador en Tel Aviv, ha pedido que se reúna la Liga Árabe y el Consejo de Seguridad de la ONU, ha abierto el paso fronterizo de Rafah para permitir la evacuación de los palestinos heridos y repartir ayuda humanitaria, e incluso ha advertido que su país “no dejará a Gaza sola”, al tiempo que ha calificado la operación ‘Pilar de Defensa’ efectuada por las Fuerzas israelíes de Defensa (IDF) de “agresión contra la humanidad”, según las agencias consultadas por RTVE.
De hecho, durante su visita a la Franja el pasado viernes, acompañado por el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, Mursi declaraba: “No podemos callarnos ante esta tragedia y todo el mundo tiene que asumir su responsabilidad. Israel tiene que respetar los tratados internacionales que ha firmado”.
No está de acuerdo la Casa Blanca. Para su portavoz, Jay Carney, no se puede hablar de respeto a tratados internacionales cuando se actúa en “defensa propia”. Egipto tiene que calcular bien sus acciones en este sentido. Puede estar cerca de Hamas, pero posicionarse en contra de Israel es estar lejos de la financiación norteamericana. Y Obama lo sabe. Lo primero que ha hecho el presidente estadounidense es hablar directamente con su homólogo egipcio para pedirle calma y para recordarle que Tel Aviv está legitimado a defenderse.
Palestinos acompañan el cadáver de Yabari/EFE.-
Proyectil lanzado por las fuerzas de Hamas hacia Israel/EFE.-
A falta de apenas dos meses para que se celebren las elecciones anticipadas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene que medir bien sus pasos. La violencia desatada una vez más en Gaza puede ser un arma de doble filo. O bien refuerza su posición a la cabeza de las encuestas y renueva su mandato el próximo 22 de enero, o se hunde con informaciones como la que publica estos días la prensa en Israel, en relación al papel mediador en las treguas con Hamas que realizaba su jefe militar, Ahmed Yabari, quien fue asesinado por Israel.
En cualquier caso, no se puede decir que esta muerte haya sido el único motivo que ha desencadenado la vuelta al conflicto. En lo que va de año, el brazo armado de Hamas, las brigadas Ezedin al Qassam, han lanzado más de 700 misiles desde Gaza. Es inevitable que este episodio recuerde a la operación “Plomo fundido”, que causó, en 2008, la muerte a 1400 palestinos. Fue la respuesta del IDF para detener el lanzamiento de misiles caseros contra las localidades israelíes próximas a la Franja de Gaza. Entonces, como ahora, la única manera que ha encontrado Israel para neutralizar esta amenaza es el recurso de la fuerza militar. 

Desde que comenzaran de nuevo a sonar las sirenas de guerra hace seis días, la agencia palestina Maan cifra en 88 las personas muertas en Gaza a causa de los ataques israelíes y tres personas en Israel por los proyectiles palestinos. La dimensión internacional del conflicto palestino-israelí va más allá de las manifestaciones ciudadanas que a lo largo del globo se desatan para que se ponga fin al derramamiento de sangre, más allá de los titulares que a nivel mundial se difunden a través de los medios de comunicación, e incluso de las declaraciones de los líderes de gobiernos extranjeros que afirman lamentar la situación. Los ataques propiciados en defensa de la causa de ambos bandos trascienden los intereses tanto de Palestina como de Israel. Se salen del tablero donde se juegan la vida los que viven en este territorio para abarcar los intereses de países vecinos que quieren ganar peso en la región o de potencias extranjeras que quieren mantener su posición estratégica dentro de ella. 
Edificio destruido por Israel en Gaza/EFE.-

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La lucha mediática y la lucha silenciosa: Las dos formas de Obama para librar batallas en suelo africano


Seguridad y riqueza, dos buenas razones para emprender una lucha por la que posicionarse en África. La presencia de Al Qaeda en el Sahel y su papel en el conflicto de Mali ha llevado a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a trasladarse a Argelia para que tome partido a favor de Bamako y de la ONU en la guerra que se avecina. El otro enemigo de Estados Unidos en el continente también es asiático, pero nada tiene que ver con el Islam. China remplaza desde 2009 a las potencias norteamericana y francesa en las relaciones comerciales con los países africanos.

FOTOGRAFÍA/AGENCIA EFE.-
Este martes, el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido reelegido para un nuevo mandato. Su política para África, sin embargo, no es histórica en ningún caso. Se trata del clásico renovado de las potencias de primer y segundo orden en el territorio africano: El neocolonialismo, convertido, en su última fase, en una guerra de recursos entre las potencias extranjeras situadas en el continente.
Desde 1960, cuando comienza la etapa de la descolonización, Estados Unidos mantuvo, con el apoyo de las potencias europeas, un pulso geopolítico contra la Unión Soviética por el control de África. Con la caída de la URSS, los bandos cambiaron y la rivalidad surgió y se acrecentó entre el frente estadounidense y el francés. Acostumbrados a su hegemonía en el continente los franceses y ganando poder sobre África los norteamericanos, ambos bandos financiaron ejércitos de países africanos, así como guerrillas enfrentadas. El plan consistía en que lucharan unos contra otros para favorecer principalmente los intereses de las empresas privadas de cada uno de los bandos instaladas en cada país, disfrazándolo de rivalidades étnicas.
Sin embargo, a partir de 2009, un nuevo enemigo entró en escena para cambiar la estrategia del conflicto. El gigante asiático realizaba negocios desde hacía cuatro años con países africanos sin que supusiera una amenaza relevante. Hasta que lo fue. El súbito avance comercial de Pekín, que se incrementó notablemente durante la crisis mundial, torció los planes de Estados Unidos y Europa, que en la actualidad siguen trabajando juntos para evitar la influencia china.
La crisis económica que comenzó en 2008 produjo que tanto los estadounidenses como los franceses redujeran sus misiones militares y comerciales con África, dejando el terreno libre a las empresas petroleras y mineras de China. Cuando la OTAN toma Libia, tres años más tarde, la situación vuelve a dar un giro y Washington comienza a posicionarse de nuevo en África a través del incremento de alianzas entre la Casa Blanca, que aportaba tropas militares, y los países africanos, que contienen valiosos recursos y, a su vez, numerosos conflictos sangrientos que los desestabilizan.
En este contexto de incremento de su presencia en el territorio es cuando la potencia norteamericana juega la carta del desprestigio contra China. Después de que tuviera lugar en algunos países la ola de cambio social que supuso la primavera árabe, Washington trata de convencer a los africanos de que Pekín nunca va a apoyar los derechos sociales ni la democracia de sus pueblos, ya que en su país ninguno de estos elementos se respetan.
FOTOGRAFÍA COGIDA DE CHINA FILES.-
Esto es cierto. A diferencia de Estados Unidos, China mantiene relaciones con todos los gobiernos de África, sin cuestionar sus políticas internas, aún cuando éstas son claramente contrarias a los derechos humanos. La diferencia con el colonialismo occidental reside principalmente en que al imperialismo chino no le importa, en este sentido, su imagen exterior. China está presente en el continente para obtener beneficios económicos, sin más. Las potencias occidentales también, pero en su modus operandi los conflictos internos son una garantía de éxito: Mientras sigan existiendo, ellos tendrán cartas que jugar. Sin embargo, Pekín, aunque se aprovecha de sus recursos y contamina el agua y los suelos con estas actividades, tal y como hacen las antiguas colonias, también vende a los territorios africanos donde opera sus productos manufacturados, al tiempo que realizan obras de infraestructura (de corte típicamente chino, eso sí) con mano de obra local, contribuyendo al desarrollo económico de esas zonas donde tiene presencia. Algo que, en ningún caso, hace Occidente.
Esta es la batalla silenciosa, la que se ha de buscar siguiendo el rastro en un espacio informativo prácticamente inexistente y diluido, escondido, en los cuatro años que coinciden con el periodo Obama.

La otra lucha es más visible. Se difunde por cualquier medio de comunicación: El conflicto de Mali. El motivo de esta diferencia en el trato de la información es que Al Qaeda sí es noticia. Nos han convencido de que la seguridad contra el terrorismo, cuando éste es islámico, nos afecta a todos. A diferencia de la explotación de los recursos naturales de África, que lejos de beneficiar a las necesidades del continente de donde emergen, llena exclusivamente los bolsillos de las potencias extranjeras a través de sus empresas privadas.
En esta batalla, una vez más, la alianza entre París y Washington vuelve a estar presente. En esta ocasión para hacer presión ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que tome posesión en el conflicto de Mali a favor del Gobierno de Bamako, quien quiere recuperar la independencia del norte del país en manos de los Tuareg. Sin embargo, estos nómadas poco importan en esta contienda. Es la ocupación de la zona norte malí por grupos terroristas islamistas, encabezados por Al Qaeda en el Magreb Islámico, lo que realmente ha propiciado la participación internacional en un territorio semidesértico tan grande como rico en recursos naturales que explotar a cambio de restablecer el orden anterior. En esta guerra que se avecina en Mali, la cuestión de la seguridad contra el islamismo radical es importante, pero el beneficio económico también. Ya la semana pasada Hillary Clinton viajó a Argelia para entrevistarse con su presidente, Abdelaziz Bouteklika, para que tome partido en el conflicto, ya que hasta ahora ha tratado de mantenerse al margen, a pesar de haber sufrido ataques de los movimientos terroristas. Se espera que para el mes de diciembre el presidente francés, François Hollande, efectúe un viaje también a Argel para solicitar su apoyo en el Sahel.

En julio de 2009, cuando aún no se había cumplido un año de su elección como presidente de Estados Unidos, Obama pronunció un discurso en Ghana, durante su primera visita oficial al África Subsahariana. En él transmitía al pueblo africano estas palabras: “Si yo pude, vosotros podéis. Mi familia tiene la misma historia de tragedias y triunfos que la larga historia de África. Mi abuelo fue un cocinero para los británicos en Kenia a quien, pese a ser un viejo respetado en su pueblo, sus jefes siempre llamaron boy. Mi padre criaba cabras en una pequeña aldea. Yo pude. Vosotros tenéis la palabra. El mundo será tal y como vosotros lo hagáis. Podéis sacar a África del ciclo de desgobierno y conflictos en el que vive y crear un futuro mejor. Yes you can!”.
Un ciudadano de Accra (Ghana) durante la intervención de Obama en su primer
viaje al África Subsahariana. FOTOGRAFÍA/REUTERS.-
Los intereses de la política responden a dos causas: El enriquecimiento y los ideales. Cuando los intereses afectan a la política interior, es la ideología la que más pesa. Pero cuando los intereses se buscan fuera, el posicionamiento económico es lo que prima. Obama representa el sueño del cambio y es, como presidente de la potencia más poderosa del mundo, lo que la democracia a los sistemas políticos: La mejor opción posible. No obstante, su mensaje evidencia una trampa: La misma persona que lo pronuncia es el representante de uno de los actores internacionales que fomenta que eso no ocurra. Al fin y al cabo, el desarrollo social está ligado al desarrollo económico, siendo imposible que el primero exista si dicha sociedad está condenada a una economía de subdesarrollo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El barco que hundió a un Gobierno

Hoy se cumplen diez años del segundo mayor naufragio de la historia. Mucho más reciente que el Titanic, mucho más catastrófico y mucho más desconocido. El 26 de septiembre de 2002, un total de 1953 personas (casi 300 más que el famoso trasatlántico) perdieron la vida en aguas africanas, frente a la costa de Gambia. Es la tragedia del barco de pasajeros de propiedad pública senegalesa Le Joola, que hizo dimitir al Ejecutivo de ese país en peso.
 
Le Joola, en el puerto de Ziguinchor.-
La noche del 26 de septiembre de 2002 el barco estatal Le Joola realizaba su trayecto regular desde Dakar hasta Ziguinchor, capital de la región de Casamance, al sur de Senegal. Era una embarcación fabricada en Alemania adquirida por el Gobierno senegalés hacía algo más de una década, en el año 1990. Sólo tres semanas antes de su hundimiento, había reanudado su servicio tras una revisión de sus motores. Y aún así, no aguantó la tormenta. El motivo: A bordo del ferri habían casi 2000 pasajeros, mientras que su capacidad oficial era para 600.
Ruta del Le Joola.-
“Sobre las once de la noche, empezó a llover muy fuerte y toda la gente corrió a refugiarse en el interior. Entonces el barco se inclinó hacia un lado, se apagaron todas las luces y empezó el caos”, relata a el diario ‘El País’ Mariama Diouf. En un reportaje firmado por José Naranjo, la única mujer superviviente de la catástrofe cuenta como en cuestión de segundos el barco se volcó, quedando la multitud atrapada en su interior. Sus palabras delatan la evidencia de que el Le Joola no estaba diseñado para albergar a tanta gente, ni para navegar en alta mar.
 
No es este el único fallo que apunta al Gobierno, como propietario de la embarcación. La ayuda de la Marina senegalesa tardó 19 horas en llegar para socorrer a unos naúfragos que, en su mayoría, ya eran cadáveres. Hubo víctimas de once nacionalidades distintas, entre ellas, una treintena de personas procedentes de Francia, Bélgica o España. En el caso en concreto de España, tres fueron las víctimas. La lista de desaparecidos no se pudo establecer hasta mucho después, ya que, entre otras razones, los niños no estaban incluidos como pasajeros. Por ello, aunque la lista oficial habla de 1863 fallecidos, los familiares de los pasajeros elaboraron un nuevo recuento incluyendo a las personas que viajaban sin título de transporte. La cifra de muertos ascendió a 1953, de los cuales sólo se consiguieron recuperar 600 cuerpos, siendo identificados únicamente un centenar. Así, de las casi 2000 personas que partieron de Dakar hace diez años, sólo pudieron ser rescatados 64 supervivientes. 

Imagen del ferri volcado.-

En el año 2003, la Fiscalía General del Estado atribuyó toda la responsabilidad del accidente al capitán del barco, Issa Diarra, y ordenó el cierre de la investigación. Francia es quien ha pretendido continuar este proceso judicial, bloqueado por unas autoridades senegalesas que han pedido su nulidad y que no parecen tener interés en reabrir unas heridas que llevaron a la dimisión de los ministros de Infraestructuras y Defensa primero, y al Ejecutivo en pleno, después; pese a que el presidente de Senegal durante la tragedia, Abdoulaye Wade, admitió la responsabilidad del Estado en el suceso y ofreció una indemnización equivalente a unos 11.500 dólares por cada víctima, oferta que fue rechazada por el 20 por ciento de los familiares.
Sin embargo, lo cierto es que estas heridas no se pueden reabrir porque aún no se han cerrado. Continúan ahí como el Le Joola, que junto a la mayoría de los cuerpos, sigue en el fondo del mar, a veinte kilómetros de la costa.

martes, 10 de julio de 2012

El deshielo de la última primavera comienza con un africano y finaliza con una decisión de Moscú


A diez días de que finalice el mandato de la Misión de Observación de Naciones Unidas en Siria (UNSMIS), el africano Kofi Annan ha dado un paso adelante en el conflicto sirio al lograr un acuerdo con el cuestionado presidente Bashar al Asad. Esta nueva propuesta viene dada tras la iniciativa tomada la pasada semana por el Grupo de Acción para Siria, que sugiere la formación de un Gobierno de transición que incluya a representantes de ambos bandos de lo que ha pasado de ser una guerra civil a un conflicto internacional, con la entrada de Turquía. Este Ejecutivo debía excluir, según el nuevo plan de Annan, a toda aquella persona cuya participación pudiera dañar el proceso de transición. La pregunta es, ¿este acuerdo alcanzado con Asad incluye su salida de Siria?


Comienza la cuenta atrás para el fin del mandato de la ONU en Siria. Desde que hace ya 16 meses comenzaran las protestas del pueblo sirio contra su presidente Bashar al Asad, un dentista criado en Londres que heredó el liderazgo de su país de manos de su padre, más de 10.000 personas (la mayoría civiles, según estimaciones de Naciones Unidas) han muerto. Ha sido este un conflicto de violencia extrema e indiscriminada, en el que, según el informe sobre la violencia contra menores elaborado por la ONU, tanto la oposición como las fuerzas de el Asad, no han hecho distinción alguna en la edad en su sangrienta batalla. “No habíamos visto nada igual hasta ahora; quizá en los casos de tortura de las guerras del Congo o Ruanda”, manifestó en conversación telefónica Alec Wargo, responsable de este informe.
K.ANNAN.- Foto de F.Bermeniev
Vuelven a sonar ecos del conflicto africano en el que, el ahora enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, fue tan cuestionado. Así, en una entrevista realizada en 2004 en el programa ‘Frontline’ de la cadena PBS, Annan manifestó acerca de Ruanda: “Fue una experiencia muy dolorosa y traumática para mí (…). Es una experiencia que, una vez vivida, forma parte de ti, de tu propia experiencia como ser humano”.
Una para ver y otra para aprender. Esta vez, el diplomático no ha esperado ningún telegrama advirtiendo de un inminente genocidio para dar la voz de alarma y desde que tomara las riendas del conflicto sirio al crear su plan inicial de paz, no ha desistido en mediar entre los actores de esta guerra, a pesar del fracaso rotundo de su plan inicial.
Las partes implicadas en este conflicto son dos: El dictador y el pueblo sirio. Pero los actores que intervienen son tan innumerables como los intereses en juego en esta región de Oriente Próximo. Y aunque no lo diga, Annan lo sabe. Las palabras que se usan en un conflicto juegan un papel tan importante como las políticas estratégicas utilizadas en él. Ambas son primordiales a la hora de mitigar o intensificar un acontecimiento bélico. De ahí, que ‘guerra civil’ no sea un término reconocido por la ONU, que se limita a reconocer la guerra en “defensa propia” en el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas. Y de ahí que los actores directos o indirectos presentes en los conflictos armados recurran a la acepción ‘guerra civil’ en función del interés de ampliar o reducir la percepción de violencia del mismo. Ni Libia, ni Irak, ni la antigua Yugoslavia, ni el Golfo Pérsico son consideradas jurídicamente ‘guerras civiles’. De este modo, la última guerra que se declaró fue la que enfrentó a las dos Coreas, entre 1950 y 1953, y desde entonces, todas las guerras han jugado al alza o a la baja de unos intereses que se mueven en la ambigüedad jurídica de conflicto de alta o baja intensidad.
B.AL ASAD.- AFP
El 21 de marzo de este año, el Consejo de Seguridad adoptaba la propuesta de paz de Annan. Constaba de seis puntos, de los que tres eran prioritarios: Un alto al fuego, la retirada de las tropas de los centros de población y el acceso de ayuda humanitaria al país. En la cronología del fracaso de este plan hay dos momentos claves que acontecen a finales de mayo y a finales de junio. El primer momento repercute en el problema sirio en cuanto a guerra civil, el segundo lo hace como conflicto internacional. El 25 de mayo, con la matanza de 108 personas en la localidad de Hula, se puso fin al alto al fuego alcanzado un mes antes. Por otra parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha anunciado reiteradamente sus problemas a la hora de intentar entrar a Homs, el epicentro de las revueltas, para evacuar a los heridos. El 22 de junio es el día en que las fuerzas aéreas sirias derribaron un avión turco, entrando de lleno un país extranjero en el problema sirio. Aunque no ha llegado a aclararse si dicho jet se encontraba en aguas internacionales o dentro del espacio aéreo turco, las relaciones entre Siria y su vecina Turquía ya estaban resentidas desde que Ankara encabezara la lista de asilo de refugiados sirios con 32.000 personas que han huido de Damasco. 
Sin embargo, antes de esto ya el conflicto sirio traspasaba sus fronteras, envolviendo su guerra civil en un aro internacional. El Gobierno de la familia Asad, que dirige desde hace 42 años Siria, está integrado por miembros de la rama alauí del Islam, relacionada con el chiísmo, y los insurgentes que luchan por acabar con este régimen son de mayoría suní, al igual que las monarquías del Golfo Pérsico. En este sentido, del lado de la oposición siria se encuentra Arabia Saudí; también Estados Unidos, tradicional aliado de Israel a quien el Gobierno de al Asad no ha respaldado, ofreciendo su apoyo a grupos palestinos. Asimismo, la potencia norteamericana también actúa tradicionalmente en confrontación con Rusia, uno de los países aliados al régimen sirio. Detrás del argumento de respaldo a al Asad que defiende el Gobierno ruso, en cuanto a que no debe existir injerencia extranjera en una contienda interna, no pasa desapercibido el interés nacional de esta potencia en que ningún mandato de la ONU por la paz en territorio sirio resulte efectivo, puesto que Moscú es suministrador de armas del Ejército del presidente sirio y de esta forma se asegura conservar su presencia militar, política y económica en Oriente Próximo. Junto a Rusia, en la lista de aliados de el Asad se encuentran Irán, de tendencia chií, y China.
Toda esta miscelánea de intereses ha sido llevada a la mesa por Kofi Annan, quien ha logrado sentar frente a frente a tres de los pesos pesados del conflicto (Estados Unidos, Rusia y China) al convocar a los ministros de Asuntos Exteriores de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
REUNIÓN DEL GRUPO DE ACCIÓN PARA SIRIA EN GINEBRA EL 30 DE JUNIO DE 2012
El comunicado final que aboga por medidas que garanticen el pleno cumplimiento de los seis puntos del plan de paz para Siria; así como la puesta en práctica de las resoluciones 2042 y 2043, que hacen referencia a un nuevo despliegue de observadores, incluidos los de la UNSMIS; y la formación de un órgano gubernamental formado por miembros del régimen y de la oposición “que pueda establecer un entorno neutral en el que se pueda desarrollar una transición”, ha sido suscrito por todos los miembros permanentes del Consejo. No es un paso final, pero es un paso hacia delante, teniendo en cuanta el papel de dos de sus miembros como aliados de al Asad. Y más allá de las palabras, un hecho: Rusia se ha comprometido a no entregar más aviones de combate Yak-130 ni tampoco nuevas armas al régimen sirio, lo que pone fin a una relación comercial que se remonta a la era soviética. Se cae uno de los apoyos fundamentales, si no el primordial, de Bashar al Asad, de aquí a la caída del dictador sólo tiene que soplar una brisa de viento favorable. Cuando se derritan las últimas heladas del frío invierno ruso, puede que la primavera árabe, que ha permanecido congelada en Siria, se derrita y fluya por esta árida tierra fresca democracia con la que regar a un pueblo ansioso de ver florecer su merecida libertad.