martes, 28 de abril de 2015

Los hijos de Mami Wata

Todo tiene su lado bueno y su lado malo, el mediterráneo también. La cruda realidad que atraviesa este mar ha salido a flote con la mínima consideración que merecen, no sólo las 800 vidas que hace unos días salpicaron desde las costas de Libia la prensa internacional, sino las miles de personas que desde hace varios años se ha tragado el olvido. Todos ellos son hijos de Mami Wata.


Pintura de Abdal
(República Democrática del Congo, 1989).
Desde Senegal hasta Angola, incluso llegando costa abajo un poquito más al sur; también en el interior, en los países que rodean la cuenca del Níger; en los lagos y ríos de Zambia, Mozambique o en la República Democrática del Congo. Prácticamente allí donde haya agua estará Mami Wata.

Invocada por los pescadores y los inmigrantes, se dice de ella que es mitad mujer, mitad pez. Se representa con forma de sirena, su piel es clara y su pelo liso. A menudo aparece rodeada por una serpiente, siempre se muestra ataviada con objetos de valor: joyas, un espejo, un reloj, hasta una Coca-Cola. Todos ellos objetos que se relacionan con Occidente, son las riquezas que trae de Europa. Aunque no es lo único que Mami Wata importa de la cultura occidental. A ella también se asocia la esterilidad y a ella acuden las mujeres que quieren curarse de este mal que rompe con el carácter familiar de la tradición africana para contagiarse del individualismo del Norte.


Representación de Mami Wata en Haití, donde se le denomina
'la Sirène' o 'la Baleine', la sirena o la ballena en español.
Mamisiis / Fotografía tomada de kanasuka.canalblog.com/ 

Templo Mamaissii-Hounons, que significa
'madre de la sabiduría'. Togo / Fotografía tomada de
kwekudee-tripdownmemorylane.blogspot.com.es/
Yemanya, en Brasil o Cuba; Lamante, en Martinica; Río Mama en Jaimaca; Mamba Muntu en la República Democrática del Congo o Maman de l’Eau en Dominica, Guadalupe o Trinidad y Tobago. Estos son algunos de los apelativos que recibe la diosa marina tanto a lo largo del continente como en la orilla latinoamericana, a la que llegó con la diáspora. Allá donde reciba un nombre tiene representantes, como en todas las religiones. Son las 'mamisii', las sacerdotisas de Mami Wata. Un título heredado por línea materna y que se ostenta en la 'Mamaissii-Hounons', el lugar de encuentro de sus devotos, quienes visten de rojo y blanco para representar la dualidad que muestra esta diosa.

Como el mar mediterráneo, que puede ser hermoso y cruel, Mami Wata tiene dos caras. Es la dualidad divina presente en la religiones tradicionales africanas y que en esta mujer-pez se manifiesta en que todo lo bueno que puede ofrecer también lo puede quitar, convirtiendo la gracia en desgracia, el sueño en pesadilla. Mami Wata es también las dos caras que tiene Europa. El lado de la abundancia, de la comodidad, donde se acumulan las riquezas; y el lado individualista, carente de sentimiento de comunidad.

Los emigrantes africanos se suben a los cayucos llevando en el bolsillo granos de arroz, de cuscús o caramelos, cualquier cosa que sirva de ofrenda a Mami Wata. Esperan encontrarse el mar en calma y la tierra por la diosa prometida. 

Canción dedicada a Mami Wata por el trompetista y cantante sudafricano Hugh Masekela.

martes, 14 de abril de 2015

Galeano el africano

Desconozco si Eduardo Galeano pisó algún país africano. Aun cuando no fuera el caso, no le hizo falta. Él destripaba la realidad. Hacía de la lengua bisturí, lúcido y afilado, para sacarle las entrañas a lo que acontecía y mostrar que no hace falta vivir una situación en carne propia para conectar con lo que todos llevamos dentro, para conectar con el lado humano. Su empeño por reanimar la humanidad pasó también por hablar de las realidades africanas. Normal, para Galeano “en África empezó el viaje humano en el mundo”.


Eduardo Galeano / Fotografía de Santiago Mazzarovich.-
Como si con las palabras abriera en canal la actualidad, Eduardo Galeano profundizaba en la historia hasta dar con el órgano a diseccionar, desechando el pensamiento tóxico y rescatando las contra-historias para tocarnos la fibra. Así, nos ofrecía ‘Puntos de vista’:

Desde el punto de vista del Oriente del mundo, el día del Occidente es noche. En la India, quienes llevan luto visten de blanco. En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida; y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte.
Según los viejos sabios de la región colombiana del Choco, Adán y Eva eran negros y negros eran sus hijos Caín y Abel. Cuando Caín mató a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del señor, el asesino palideció de culpa y miedo, y tanto palideció que blanco quedó hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Caín.

El uruguayo se lee como se oye, pausadamente, catando las palabras. Su pluma y su voz son serenas, como si masticara la palabra para digerir una reflexión que plasma contundente. A menudo decía que somos arcoíris terrenal porque la humanidad tiene “más colores que el arcoíris del cielo”. Una paleta que Galeano sitúa en el continente africano: Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de colores. Por eso, explica, “somos todos africanos emigrados”.

Partiendo de este origen de la humanidad, muchas de sus letras evocan a África para rescatar una identidad diezmada en su propia tierra de origen, América del Sur, la niña de sus ojos; a la que mira de frente para invocar justicia social e igualdad de oportunidades sirviéndose, a su vez, del continente olvidado:

Los esclavos negros trajeron a América sus dioses alegres, peleones; y su certeza de que cada persona tiene dos cabezas y dos memorias. Una cabeza de barro, que será polvo; y otra cabeza por siempre invulnerable a los mordiscos del tiempo y de la pasión, que es la cabeza que te espera en el espacio sagrado, más allá de la muerte. Y también dos memorias: Una memoria que la muerte mata, brújula que acaba con el viaje; y otra memoria, la memoria colectiva que vivirá mientras viva la aventura humana en el mundo.

E.Galeano / Fotografía de Lopezezequiel tomada de ojodigital.com

Eduardo Galeano ha muerto, pero sólo en parte. Quedan sus escritos y queda su voz, que es su otra cabeza y su otra memoria, la que no acaba con el viaje.


Puedes disfrutar de muchos otros textos de Eduardo Galeano relacionados con África pinchando en el siguiente vídeo, perteneciente a Canal Encuentro Argentina:

domingo, 12 de abril de 2015

Algunos sueños kenianos

Vamos a vivir un sueño. En cualquier momento podemos despertar, así que vamos a aprovecharlo, vamos a vivirlo intensamente, muy intensamente, para que cuando acabe y nuestros ojos se abran a otra realidad, no añoremos lo que hemos perdido sino conservemos lo que hemos ganado. Así sueñan los niños de la Casa de Acogida de Anidan en la isla keniana de Lamu, una manera de entender la vida que resuena en ellos como un mantra o, mejor dicho, como el repicar de un tambor. Es el ritmo que han aprendido con el proyecto ‘Tambores para la convivencia’.


Anidan-Bloko del Valle Juniors Band en Lamu.
“Lo que hicieron esos pibes en una tarde cuesta cuatro meses conseguirlo con la gente de aquí”, asegura Unai Cañada, director de Bloko del Valle, una Asociación Músico y Sociocultural sin ánimo de lucro con sedes en Tenerife y Bilbao. En 2010 llegaron a Lamu, en Kenia, para colaborar con la Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD) Anidan que ayuda a niños huérfanos y abandonados. En un inicio, el plan era ir para poner en marcha la iniciativa ‘Dona tu tambor’, que consistía exclusivamente en llevar estos instrumentos a este centro y crear una escuela de percusión; pero rápidamente esta idea tornó en el proyecto ‘Tambores para la convivencia’, que pone en práctica un concepto de la solidaridad mucho más amplio.

A la entrega de tambores en la Casa de acogida y las clases de percusión con medio centenar de niños, se une un intercambio cultural que traspasa las fronteras del país africano y que ya ha llevado a once jóvenes de Lamu a hacer una gira por Italia y España con jóvenes músicos de estos países. Un intercambio cultural que Bloko del Valle entiende como “hermanamiento”, que concibe la solidaridad como el acto de dar y recibir porque lo cierto es que el entorno europeo puede aportar mucho a nivel material, pero quien haya visitado realidades como las de este rincón de Kenia sabe que ellos pueden proporcionar una riqueza emocional que pone al descubierto las carencias de la cultura occidental. De este modo, como dice Unai Cañada, “nosotros le podemos proporcionar herramientas para darles un futuro”: la enseñanza musical, conocer otros lugares,... Pero ellos “nos enseñan una visión más humana del mundo”.
Primer concierto de la Gira Tambores para la convivencia 
con ANIDAN - Bloko del Valle Juniors Band y la Joven Orquesta 
y coros de la Accademia di Santa Cecilia de Roma. / Fotografías 
tomadas de blokodelvalle.com
Concierto de despedida de de la Gira Tambores para la convivencia 
en Zaragoza, con ANIDAN - Bloko del Valle Juniors Band los 
jóvenes del Orfeón Donostiarra, la Orquesta Sinfónica de Euskadi. / 
Fotografías tomadas de blokodelvalle.com
Cuando te quedas dormido desconectas de la realidad que te rodea, a veces para bien y a veces para mal, por eso también existen las pesadillas. En los sueños, como en la vida, todo tiene un comienzo y un final, como viene se va. Te despiertas y vuelves a tu realidad. Los jóvenes de Lamu ya han regresado de su gira europea y ahora se despiertan cada mañana en su centro de acogida. Antes de compartir la experiencia con Bloko del Valle, vivían una realidad en la que los otros niños se metían con ellos, eran los abandonados, ya sabemos lo crueles que pueden ser los críos... Ahora les piden autógrafos por las calles. Cuando estaban de gira sentían vergüenza de no saber usar el cuchillo y el tenedor, su costumbre es comer con las manos, hasta que les enseñaron a sus compañeros europeos a disfrutar chupándose los dedos. El sueño ha terminado, pero la autoestima de estos niños kenianos no ha hecho más que crecer.

La Asociación Bloko del Valle volverá a Lamu este año. Primero en agosto y luego en noviembre. El verano es para disfrutar, por eso su plan es ir a pasar las vacaciones con los niños. Llegarán unos meses después del atentado a la Universidad de Garissa, cuando seguramente ya no sea noticia. Ahora mismo lo es, se trata de un hecho grave, terrible, y ha de darse a conocer. Pero su difusión irremediablemente trae consigo la propagación del miedo que tanto pretenden los autores de la masacre al tiempo que potencia el destierro a la imagen de un todo inseguro y desgraciado que mediáticamente se realiza a los países en desarrollo. Y entonces llegan los ciudadanos de este país africano y alzan la voz para reivindicar que las personas a las que les han arrebatado la vida no son sólo un número, y la repercusión en los medios acoge tintes humanos, pone cara, conecta y logra, aunque sea sólo instantáneamente, ver a Kenia con otros ojos y mirarla de frente. Lo mismo que lleva haciendo casi cinco años la asociación Bloko del Valle a través del proyecto ‘Tambores para la convivencia’. Una iniciativa que no ha cosechado titulares, pero en la que encaja en toda su dimensión la palabra re-percusión.

Los jóvenes del Orfeón Donostiarra, la Orquesta Sinfónica de Euskadi y los niños de ANIDAN - Bloko del Valle Juniors Band interpretan 'Malaika'.