miércoles, 6 de marzo de 2013

Dos minutos en Mali


Primero fueron las armas recicladas procedentes de Libia. En una región pobre y convulsa, combatir es una forma de ganarse el sueldo. Muerto Gadafi, aquellos nómadas malís que luchaban por el dictador libio cobraron su finiquito con sus arsenales y volvieron a casa. Esta vez, para luchar por su propio territorio. Desde entonces, el incremento de yihadistas, que han visto en el conflicto tuareg una manera de posicionarse en una zona estratégica; y la intervención de Francia, que no quiere perder la valiosa relación que mantiene con su antigua colonia, han irrumpido con sonidos de disparos el desolador desierto que divide el país africano en dos. Las últimas noticias de Mali vienen en forma de vídeo, con una secuencia de dos minutos de un combate en el norte de este país africano que el Ejército francés ha publicado en YouTube.

Ciudad de Gao, Mali, en febrero de 2013/
Fotografía de J.Penney, REUTERS

Las tropas francesas avanzan cada vez más hacia el norte, lejos de Bamako, la capital de Mali. Su posición actual se sitúa en el macizo de Adrar de los Iforas, donde combaten con los grupos terroristas después de que éstos fueran expulsados de las ciudades de Gao y Kidal. Esta semana el Ejército galo ha hecho eco de sus avances al difundir por la red una grabación en la que se muestra todo su poderío. Avalados con morteros y fuego de infantería, Francia responde a un teórico fuego enemigo. Más allá de quien empezara esta ofensiva en concreto, este vídeo (http://bcove.me/7d0wl9am), grabado el 26 de febrero y que publica el diario El País, pone de relieve que lo que acontece en las llanuras del desierto de Mali está muy lejos de las últimas intenciones difundidas a los medios desde los pasillos del Gobierno africano.

El mismo día que esta secuencia fue grabada, el primer ministro transitorio malí, Djian Sissoko, anunciaba en el Parlamento la intención de su Ejecutivo de iniciar un diálogo nacional en torno a una mesa de reconciliación. Este mensaje, transmitido en forma de promesa, iba dirigido especialmente a los rebeldes tuaregs del norte de Mali a los que invitaba a reunirse con una Comisión para el Diálogo y la Reconciliación. Esta delegación sería la encargada, según destaca GuinGuinbali, “de hacer avanzar las conversaciones intercomunitarias que permitan alcanzar una paz real, más allá de echar del país a disparos, como en el viejo oeste, a los islamistas radicales que habían ocupado el norte del país, expulsando incluso a los tuaregs”.
Encuentro informativo con Acción contra el Hambre/
Fotografía tomada de humania.tv

Teóricamente, las potencias occidentales apoyan esta iniciativa que implica, además, el requisito de incluir sólo a aquellos grupos que den pruebas de su desarme, así como sólo a aquellos miembros que acrediten haber nacido en Mali. También en teoría, Japón, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana se han comprometido a aportar en total 329 millones de dólares a la causa, aún cuando “Naciones Unidas ha estimado que se necesitarían 373 millones para auxiliar a los afectados” de los cuales, hasta el momento, “sólo se han movilizado 16”, según Helena Valencia, responsable del equipo de emergencias de la ONG Acción contra el Hambre, quien apunta que esto se traduce en que a Mali sólo ha llegado el cuatro por ciento de la ayuda que necesita.

Mientras tanto, en la práctica, los enfrentamientos en Mali han desplazado a más de 394.000 personas dentro y fuera del país, según las estimaciones de la ONG. Y los tuaregs han tenido que aprender a convivir con los sonidos de las balas que sacuden el desierto y los despiertan del sueño de recuperar su país: Azawad, la tierra que perdieron cuando en la conferencia de Berlín, en 1885, las potencias europeas se repartieron el continente y decidieron que aquel pedazo de África se llamaría Mali. Una historia abandonada en el desierto a la que no se le ha dedicado ni dos minutos.
Fotografía a un tuareg en Mali / B.Stirton

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