Las revueltas sociales que vive Egipto han sacado a la luz demandas que estaban desterradas al silencio. Entre ellas, dar voz a la mujer. Son cambios visibles que, no obstante, han tenido consecuencias que han permanecido en la sombra. Así, la planificación de abusos sexuales a las egipcias que protestan en la plaza de Tahrir como arma para hacerlas callar ha pasado prácticamente desapercibida. Esta es sólo la más reciente de las historias de mujeres africanas que merecen ser alumbradas.
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Puerta del Sol. Madrid, 2011.- |
La primera vez que leí la frase
que da título a esta entrada fue en una pancarta que colgaba a la salida del
metro de la parada de la plaza de la Puerta del Sol, punto de encuentro del movimiento social desatado en
Madrid el 15 de mayo de 2011. La plaza era un hervidero de luchas que, lejos de
unirse a una causa, desvirtuaban el mensaje que las había juntado. Las palabras
“la revolución será feminista o no será” me produjeron rechazo, no porque no existan terrenos aún por conquistar en la igualdad entre el hombre y la mujer en la sociedad occidental, sino porque ese no era el motivo prioritario que había unido a tantos ciudadanos. Dos años más tarde, otra plaza ubicada en África me hizo recordar esa pancarta de Sol.
El 25 de enero de 2013 cientos de
ciudadanos egipcios volvieron a manifestarse en la plaza de Tahrir, en El
Cairo, para protestar contra las aprobaciones de un decreto que daba poderes
prácticamente absolutos al actual presidente, Mohamed Mursi, y de una
constitución islamizada que no recoge la pluralidad de Egipto. La fecha de la
manifestación no era casual. Se cumplía el segundo aniversario del llamado Día
de la ira, cuando comenzaron las revueltas callejeras que lograron derrocar al dictador Hosni Mubarak. Dos años más tarde, son muchos los egipcios que no
están dispuestos a que Mursi pise las reclamaciones sociales que han florecido
en su país con la primavera árabe.
Como es sabido, finalmente el decreto fue anulado, pero el texto constitucional se aprobó en referéndum. Sin embargo, no todas las consecuencias de esta protesta han trascendido de igual forma. El pasado 25 de enero, en Tahrir, varias mujeres sufrieron agresiones sexuales y en algunos casos, según elperiodico.com, incluso hubo “cortes en los genitales”. Estos hechos, que no tuvieron la misma difusión en los medios de comunicación, no pasaron inadvertidos a pie de calle. Grupos de ciudadanos egipcios se han organizado en colectivos que patrullan las manifestaciones para actuar contra lo que la policía no evita: Las agresiones sexuales y la violencia dirigida a las mujeres que protestan en público, así como la atención a las víctimas de estos ataques. ‘Operación Anti-Acoso/Asalto Sexual’ (OpAntiSH, en sus siglas en inglés) o ‘Guardaespaldas de Tahrir’ son un ejemplo de estas agrupaciones. El primero surge en noviembre de 2012 y el segundo hace tres meses, lo que demuestra que el problema ya existía.
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Protesta en El Cairo por la violencia del Ejército egipcio hacia las mujeres/ AP.- |
En una sociedad
patriarcal como la egipcia, el rol de la mujer ha estado tradicionalmente
relegado a la casa, imperando el silencio femenino fuera de las cuatro paredes.
Sin embargo, la primavera árabe en Egipto ha derivado en una epidemia de abusos
sexuales perpetrados por personas frustradas a quienes parece no quedarle más
argumento que el uso de la fuerza y de su miembro para avalar la desigualdad.
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A.Afify/ Fotografía tomada del portal Copts United.- |
De hecho, muchas de las mujeres
que han pasado por este trauma al salir a manifestarse tienen que soportar a su
vez la crítica social de aquellos que piensan que es un ataque merecido. Como
el diputado Adel Afify, líder del partido de línea conservadora Asala, quien ha
declarado, en una información recogida por el portal Jewish News One, que si una mujer es violada durante esas protestas es culpa de ella
misma por asistir. “Estos ataques pretenden excluir
a las mujeres de la vida pública y castigarlas por participar políticamente y
en las manifestaciones. También son un intento de arruinar la imagen de la
plaza de Tahrir y de las manifestaciones”, han señalado miembros del OpAntiSH,
según una información recogida por Mundo Negro Digital.
Los medios de comunicación a
menudo tildan de revolución cualquier movimiento social que despierta del
silencio, pero la revolución conlleva la transformación de una sociedad. Esto
no ha ocurrido aún ni en Egipto, ni en ninguno de los países del norte de
África en los que se han desatado olas de cambio. Y no ha ocurrido precisamente
porque siguen pasando hechos como los que padecen las mujeres en Tahrir. De ahí
que, en el caso de la primavera árabe, sí puede decirse que “la revolución será
feminista o no será”, entendiendo feminismo como un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres, tal y como queda definido en la Real Academia Española. No obstantes, sí es cierto que toda revolución
es precedida por una revuelta. Las revueltas pueden derrocar líderes, pero si
la estructura política y social no cambia no se puede hablar de revolución.
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Manifestantes egipcias/ Fotografía tomada del portal Planeta Ellas.- |
Me parece genial que protesten. En países como Egipto es donde verdaderamente se necesita que las mujeres luchen por sus derechos, que se manifiesten. ¿Pero en Europa...?!
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