martes, 20 de noviembre de 2012

Te toca mover ficha, Egipto


Como si se tratara de un efecto dominó, desde que el pasado miércoles se pusiera en marcha la operación militar ‘Pilar de Defensa’, las últimas estrategias geopolíticas que se cuajaban en la región que abarca el conflicto palestino-israelí se tambalean. Ante el lanzamiento de misiles contra Israel por parte de su brazo armado, Hamas ha visto frustrada su necesidad de pacificar la zona para alinearse con Egipto, que a su vez, necesita alinearse con Estados Unidos (tradicional aliado de Tel Aviv) para seguir mereciendo su generosa financiación tras pocos meses de mandato. Así, el Estado egipcio es el mayor interesado en mediar lo antes posible el final del nuevo capítulo de una saga de conflictos entre palestinos e israelíes que parece no tener desenlace.

Egipto tiene una importancia clave en el mundo árabe. Es el segundo país más poblado de África y tiene una gran influencia en el plano político de la región. Además, su ubicación fronteriza con Israel y la Franja de Gaza le sitúa en una posición clave en el conflicto palestino-israelí. Sin embargo, más allá de los factores geográficos, el componente religioso, que en esta parte del mundo constituye la ideología en la que se basa la política, tiene si cabe más peso en el papel que desempeña El Cairo en los nuevos ataques entre los árabes y los judíos.
Los Hermanos Musulmanes, partido que gobierna desde este verano Egipto, es de tendencia islamista moderado, pero comparte las mismas raíces que Hamas, basadas en el fundamentalismo islámico. Este vínculo ha llevado a esta organización islamista a tratar de estrechar lazos con el poder egipcio con el fin de ganar peso en territorio palestino, ya que quien gobierna allí es la Autoridad Nacional Palestina, conforme a los Acuerdos de Oslo de 1994.

M.Mursi e I.Haniyeh/REUTERS.-
Las negociaciones entre iguales son más fáciles y, a raíz de la respuesta de El Cairo a la ofensiva israelí, parece que estaban dando sus frutos. Aunque ganar poder en Palestina hubiera sido más conveniente con un clima pacífico, lo cierto es que Hamas está obteniendo apoyo de El Cairo igualmente. Y es que no hace ni una semana desde que se desatara esta nueva fase de agresiones en Gaza y el presidente egipcio, Mohamed Mursi, ya ha llamado a consultas a su embajador en Tel Aviv, ha pedido que se reúna la Liga Árabe y el Consejo de Seguridad de la ONU, ha abierto el paso fronterizo de Rafah para permitir la evacuación de los palestinos heridos y repartir ayuda humanitaria, e incluso ha advertido que su país “no dejará a Gaza sola”, al tiempo que ha calificado la operación ‘Pilar de Defensa’ efectuada por las Fuerzas israelíes de Defensa (IDF) de “agresión contra la humanidad”, según las agencias consultadas por RTVE.
De hecho, durante su visita a la Franja el pasado viernes, acompañado por el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, Mursi declaraba: “No podemos callarnos ante esta tragedia y todo el mundo tiene que asumir su responsabilidad. Israel tiene que respetar los tratados internacionales que ha firmado”.
No está de acuerdo la Casa Blanca. Para su portavoz, Jay Carney, no se puede hablar de respeto a tratados internacionales cuando se actúa en “defensa propia”. Egipto tiene que calcular bien sus acciones en este sentido. Puede estar cerca de Hamas, pero posicionarse en contra de Israel es estar lejos de la financiación norteamericana. Y Obama lo sabe. Lo primero que ha hecho el presidente estadounidense es hablar directamente con su homólogo egipcio para pedirle calma y para recordarle que Tel Aviv está legitimado a defenderse.
Palestinos acompañan el cadáver de Yabari/EFE.-
Proyectil lanzado por las fuerzas de Hamas hacia Israel/EFE.-
A falta de apenas dos meses para que se celebren las elecciones anticipadas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene que medir bien sus pasos. La violencia desatada una vez más en Gaza puede ser un arma de doble filo. O bien refuerza su posición a la cabeza de las encuestas y renueva su mandato el próximo 22 de enero, o se hunde con informaciones como la que publica estos días la prensa en Israel, en relación al papel mediador en las treguas con Hamas que realizaba su jefe militar, Ahmed Yabari, quien fue asesinado por Israel.
En cualquier caso, no se puede decir que esta muerte haya sido el único motivo que ha desencadenado la vuelta al conflicto. En lo que va de año, el brazo armado de Hamas, las brigadas Ezedin al Qassam, han lanzado más de 700 misiles desde Gaza. Es inevitable que este episodio recuerde a la operación “Plomo fundido”, que causó, en 2008, la muerte a 1400 palestinos. Fue la respuesta del IDF para detener el lanzamiento de misiles caseros contra las localidades israelíes próximas a la Franja de Gaza. Entonces, como ahora, la única manera que ha encontrado Israel para neutralizar esta amenaza es el recurso de la fuerza militar. 

Desde que comenzaran de nuevo a sonar las sirenas de guerra hace seis días, la agencia palestina Maan cifra en 88 las personas muertas en Gaza a causa de los ataques israelíes y tres personas en Israel por los proyectiles palestinos. La dimensión internacional del conflicto palestino-israelí va más allá de las manifestaciones ciudadanas que a lo largo del globo se desatan para que se ponga fin al derramamiento de sangre, más allá de los titulares que a nivel mundial se difunden a través de los medios de comunicación, e incluso de las declaraciones de los líderes de gobiernos extranjeros que afirman lamentar la situación. Los ataques propiciados en defensa de la causa de ambos bandos trascienden los intereses tanto de Palestina como de Israel. Se salen del tablero donde se juegan la vida los que viven en este territorio para abarcar los intereses de países vecinos que quieren ganar peso en la región o de potencias extranjeras que quieren mantener su posición estratégica dentro de ella. 
Edificio destruido por Israel en Gaza/EFE.-

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