lunes, 3 de marzo de 2014

Los carnavales de África: La cara oculta de las mascaras africanas

Llegó el carnaval. La calle se viste de fiesta y la vista, el oído y el cuerpo entero se deleitan al ritmo de vivos colores, baile, música y crítica social. Los carnavales son para desinhibirse. De hecho, aunque no en todo el mundo se celebra antes de la cuaresma cristiana, el origen del carnaval es siempre el de las fiestas paganas. Una festividad que se remonta a más de cinco mil años y que se exporta de África al mundo.

Calabar Carnival (Nigeria).-
Han oído bien, el carnaval tiene su origen en las fiestas paganas del antiguo Egipto y Sumaria, desde donde serían acogidas por el Imperio romano para más tarde expandirse por Europa y llegar hasta América de mano de los navegantes españoles y portugueses en el siglo XV. Así es como los carnavales dan la vuelta al mundo para volver a África cientos y cientos de años más tarde, ya no como celebración en honor a los dioses, sino como fiesta de expresión cultural, burla al poder establecido y también para promover el turismo.

Carnaval de Mindelo (Cabo Verde).-
En las últimas décadas, varios países africanos han llevado el carnaval a sus ciudades como medida para atraer  a los turistas. Es el caso del Calabar Carnival de Cross River, en Nigeria, o del Carnaval de Johannesburgo, en Sudáfrica, ambos celebrados en el mes de diciembre. También están destinados a fines turísticos el Carnaval Internacional de Victoria, en las islas Seychelles; el Carnaval de Kigali, en Ruanda; o los carnavales celebrados en los países donde instauraron sus metrópolis africanas los portugueses: Guinea-Bissau, Angola, el carnaval de Queilimane, en Mozambique o el de Mindelo, en Cabo Verde. Estos dos últimos con un marcado toque africano que se percibe, sobre todo, a través de su música, que es totalmente autóctona. En cualquier caso, además de para incrementar sus ingresos, todos ellos sirven para dar a conocer las muestras culturales de estos países mediante la artesanía y la danza de cada uno de ellos.

Sin embargo, el carnaval volvió a África mucho antes de que ésta pudiera concebirse como destino turístico. En Mindelo, sin ir más lejos, comenzó ya en el siglo XVIII. Como también lo hizo en Trinidad y Tobago, cuando la isla era territorio galo. Armados con el ritmo del calypso, los trinitarios plantaban cara a golpe de música y baile a la opresión colonial de Francia, la esclavitud a la que les sometían y a la represión de los religiosos que reprobaban la celebración de esta festividad, que suponía que una vez al año, bajo la protección de una máscara, no mandara más norma que la del todo vale.

Entonces, cuando suponía el rechazo al orden establecido; como ahora, cuando es utilizado para fines turísticos; los carnavales africanos sirven para hacer visible a los que vienen de fuera del continente una identidad propia que tiene tantas caras como máscaras hay en esta celebración. Al fin y al cabo, los disfraces de carnaval son usados en todo el mundo para revelar una personalidad oculta, que en África, más bien, ha sido silenciada.

Carnaval de Trinidad/A. De Silva (REUTERS).-

martes, 25 de febrero de 2014

Muñecas para reforzar la identidad

Un día un hombre fue a comprar un regalo a su sobrina. Quería que aprendiera jugando, quería que la pequeña cuidara de su juguete, que le cogiera cariño y se sintiera identificado con él. Pensó en una muñeca y con esta idea fue a una juguetería. No encontró ninguna que se pareciera a su sobrina. Todas vestían como los turistas, todas tenían el pelo liso. Ninguna muñeca era negra. No dejó ni una juguetería de su ciudad por visitar. Nada. Ni una sola muñeca se parecía ni siquiera a las mujeres de su país. ¿Cómo iba a identificarse una niña con un juguete que nada tenía que ver con ella? Al hombre le preocupaba que su sobrina aprendiera a cuidar un objeto que nada se parecía a su entorno, a su cultura, y le puso solución. Este hombre es Taofick Okoya, el creador de las Reinas de África.

T. Okoya en su taller/ FOTOGRAFÍA DE REUTERS.-
La Reina de África (o Queens of Africa, como se ha dado a conocer) tiene su origen en Nigeria. Es una muñeca negra que viste los trajes tradicionales de los tres grupos étnicos mayoritarios del país: los Hausa, los Yoruba y los Igbo. Hace siete años que Okoya puso esta idea en marcha para combatir los estereotipos impuestos por la globalización que proyectan en los más pequeños la percepción de que los cánones de belleza son los que marca Occidente. 

Hoy factura entre 200 y 300 muñecas al día en su país y más de seis mil unidades al mes en todo el mundo. Una cantidad que ha llevado a que, en Nigeria,  la Reina de África destrone a la Barbie. Así es, desde su taller situado en el barrio de Surulere, en Lagos, el diseñador nigeriano ha logrado desbancar a Mattel, la compañía de juguetes norteamericana (la segunda más grande del mundo) que, aunque fabrica muñecas negras desde hace décadas, tiene una presencia muy limitada en el continente negro.

FOTO: REUTERS.-

FOTO: REUTERS-
FOTO: queensofafrica.com











Todo apunta a que la muñeca negra será la soberana de las jugueterías africanas. De hecho, su fabricante ya está en conversaciones con una cadena sudafricana para vender su juguete en setenta puntos distintos de África. Por ello, el siguiente paso que contempla Okoya es diseñar trajes de otras etnias del continente. Pero además, para cuando la marca esté más asentada, planea hacer muñecas de cuerpo más grueso. Una iniciativa en la que ya fracasó al no encontrarle salida en el mercado, pero de la que no desiste en su empeño de reflejar que la realidad no sigue un único patrón y que tiene tantas formas como identidades.

La magia de los juguetes reside en su capacidad de proyectar hábitos en los niños. Algo tan simple como un muñeco tiene el poder de reforzar una identidad que ha sido mellada primero por la colonización y ahora por la globalización. Al fin y al cabo, quienes hoy juegan pueden contribuir a descolonizar las mentes porque ellos son futuro en miniatura.

FOTOGRAFÍA DE OXFAM/WIKIMEDIA COMMONS.-
*Puedes escuchar esta crónica en el último programa de 'Ahora África', emitido por Radiotelevisión Canaria: http://www2.rtvc.es/television/Multimedia/Ahora%20%C3%81frica-8148/22-02-2014-176.aspx#.UwzDH2J3IWE

jueves, 20 de febrero de 2014

Elegancia como respuesta a la pobreza: Los sapeurs

Aparece en un escenario un grupo de congoleños y una cerveza irlandesa, ¿cómo se llama la película? La película es en realidad un anuncio, el de la famosa cerveza Guinness, que se traslada de Irlanda a la República del Congo para darle protagonismo a los sapeur: un grupo de hombres que enarbolan la elegancia como bandera de un país donde reina lo austero, la marca de la pobreza.


“Cuando un sapeur va bien vestido la gente olvida sus problemas”, dice uno de los protagonistas del último anuncio de Guinness. Este congoleño es miembro de la Sociedad de Creadores de Ambiente y Personas Elegantes, la SAPE, hoy una subcultura que se remonta a los días coloniales de Brazzaville, cuando la ciudad era la capital de lo que entonces se llamaba República Ecuatorial Francesa. De hecho, este club hunde su raíz en la expresión francesa ‘se saper’, utilizada para referirse a una persona que viste de modo elegante.


Un movimiento que defiende la identidad por encima de las circunstancias y que hoy en día se ha convertido en una forma de vida que cuenta incluso con su propio argot. Pero la SAPE nace como corriente anticolonialista en 1922, de la mano de

André Grenard Matsoua. Este congoleño vivió muchos años en París, donde combatió el colonialismo. Sin embargo, quedó encandilado por el estilo de los franceses y volvió a su tierra como un monsieur. Al fin y al cabo, la lucha y el buen gusto no tienen por qué ir separadas.

Matsoua creó la SAPE y Papa Wemba la popularizó. Este cantante dio a conocer esta forma de vida cuando se enfrentó a Mobutu Sese Seko, el dictador que impuso, a finales de la década de los setenta, una vuelta a la autenticidad para acabar con la occidentalización de este país africano, lo que incluía la prohibición de vestir como los europeos. Así la SAPE fue silenciada y durante años los sapeur tuvieron que renunciar a sacar su coquetería del armario. Pero Wemba se opuso y nunca ocultó su estilo exuberante, dando visibilidad a esta sociedad de congoleños elegantes fuera de sus fronteras.

Por ello la SAPE no sólo se caracteriza por su código de vestimenta, que incluye no combinar más de tres colores a la vez, sino por unas reglas de conducta: Los sapeur se declaran hombres de paz y de moralidad, de manera que su máxima no está definida por la riqueza, ni siquiera por el alarde de consumismo que requiere ir a la moda (de hecho, comparten la ropa), sino por un respeto que tienen que ganarse con su actitud hacia los demás.


Fotografía tomada de la revista Esquire.-
Su ostentación, en contraste con la crudeza de un escenario pobre, no es más que una manera de expresar su creatividad. Y aunque puede resultar extravagante cada vez que salen a escena, estos congoleños argumentan a través del spot de Guinnes que “en la vida no siempre se puede elegir lo que hacemos, pero sí quiénes somos”. Así, los sapeur se declaran obreros de día y caballeros de noche. Son el último grito en supervivencia.






La marca de cerveza Guinnes también ha financiado este pequeño documental, que muestra, como ya lo hiciera el fotógrafo italiano Daniele Tamagni en su libro 'Caballeros de Bakongo' o el español Héctor Mediavilla, quiénes son los sapeur.


*Puedes escuchar esta crónica en el último programa de 'Ahora África', emitido por Radiotelevisión Canaria: 
http://www2.rtvc.es/television/Multimedia/Ahora%20%C3%81frica-8148/15-02-2014-175.aspx#.UwYF-2IhB5I

lunes, 17 de febrero de 2014

La frontera del lenguaje también está en Ceuta y Melilla

La reciente muerte de subsaharianos ahogados en la playa del Tarajal de Ceuta ha vuelto a poner el foco informativo en el fenómeno migratorio procedente de África. De nuevo, los medios de comunicación hacen eco de este hecho con el uso de expresiones como “asalto”, “avalancha humana” o “saltos masivos”, un lenguaje que criminaliza más que contextualiza los hechos. De nuevo, en el trato informativo que se da al continente africano, pasamos de periodistas a verdugos.

J.F.DÍAZ/ Agencia EFE.-
Quince africanos murieron ahogados tras la actuación de la Guardia Civil el pasado día seis de febrero, cuando éstos intentaban entrar en la ciudad autónoma de Ceuta. Desde entonces, la cobertura informativa que se ha dado a este episodio de la inmigración procedente de África ha estado marcada por las versiones contradictorias de los subsaharianos que recogían las ONG sobre el terreno, por un lado; y de las fuerzas de seguridad españolas, por otro. Así como por la posterior intervención a petición propia en el Congreso de los diputados del ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, para explicar el uso de material antidisturbios contra los inmigrantes por parte del cuerpo de seguridad.

Uno de los motivos por los que un hecho se convierte en noticia es la cercanía de la información. No cabe duda de que si África vuelve a ser portada en los medios de comunicación españoles es porque el intento de llegar a Europa por parte de los subsaharianos se ha llevado a cabo en esta ocasión desde España. Otro factor que incide en que se destaque informativamente un acontecimiento es que éste sea llamativo. La muerte de quince personas lo es. Con estos componentes sobre la mesa, el periodista ha de manejar el cómo traslada al ciudadano de a pie esta información. Este lunes el diario El Mundo ha publicado el siguiente titular: “Nuevo asalto masivo a la valla fronteriza de Melilla”, asimismo La Vanguardia también se ha hecho eco de la noticia explicando en el primer párrafo que “decenas de inmigrantes de origen subsahariano han conseguido hoy entrar en Melilla tras superar la valla fronteriza que separa la ciudad autónoma de Marruecos en un nuevo asalto masivo”. También El País, que ha empleado el siguiente lenguaje para transmitir esta información: “Las fuentes informantes aseguran, por ejemplo, que en Nuadibú (Mauritania) se conoció con cuatro días de antelación que el pasado día 6 se iba a producir un salto tumultuario a la valla de Ceuta, hasta el punto de que un grupo de cameruneses se puso inmediatamente en marcha para intentar sumarse a esa avalancha humana”. Todos estos medios destacan “la enorme presión migratoria” a la que se enfrenta la Guardia Civil en las fronteras de Ceuta y Melilla.

Valla de Ceuta frente a la playa del Tarajal/ Agencia EFE.-

La objetividad no existe. Los periodistas no son objetos y el simple hecho de seleccionar los datos que se plasman ya cubre de subjetividad la información difundida. Sin embargo, esto no exime de la responsabilidad social que esta profesión lleva implícita y en la que el uso que se hace del lenguaje sobre un asunto incide de una manera tan directa como profunda en el imaginario colectivo. Emplear las palabras “avalancha”, “asalto” o del adjetivo “masivo” desvirtúan lo acontecido porque llevan aparejada la idea de invasión y criminalización, lo que contribuye a un peligroso clima de rechazo social no sólo a este fenómeno, sino a las personas que lo forman. Sobre todo cuando la inmigración procedente de África del Norte y África Subsahariana ocupan los puestos cuatro y cinco en la lista Orígenes geográfico-culturales de la población extranjera en España, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística según sus últimos datos. Por delante: Iberoamérica, Europa Occidental y Europa del Este, una inmigración más numerosa pero menos dramática. Al fin y al cabo, llegar a España en avión es mucho menos llamativo que jugarse la vida para mejorar su situación.

Nada se explica tampoco de las remesas, el dinero enviado por los inmigrantes a sus hogares, que suponen entradas de fondos muy significativos para algunos países africanos. Tanto es así que según un estudio realizado por el profesor de la Universidad de Hong Kong, Adams Bodomo, los migrantes africanos mandan más dinero a sus países que la ayuda al desarrollo procedente de fondos extranjeros. De hecho, la misma semana que ocurría la tragedia de Ceuta, la agencia de noticias MISNA informaba sobre la creación de un Instituto Africano para las Remesas, la primera agencia mundial dedicada a facilitar este fenómeno económico, que además será financiada por el Banco Mundial y la Comisión Europea.


Fotografía de Joaquín Sánchez.-
En esta falta de contextualización hacen mella otros dos factores que priman en el trato informativo que se da a las noticias: la inmediatez y la brevedad, que unido al uso que se hace del lenguaje contribuye a fomentar unos estereotipos frutos de la descontextualización. Pero, cuando la noticia pasa a ser un producto, la visión colectiva un arma y los medios se constituyen como empresas de comunicación, se corre el riesgo de que el escenario que se vende se trate como un todo cuando no es más que una parte. De ahí la importancia del contexto y del lenguaje en el periodismo, porque cuando un inmigrante asalta una valla ¿qué pesa más, su condición de persona o su condición de ladrón?

lunes, 10 de febrero de 2014

El sonido de las revueltas árabes: La música como denuncia

Entre escombros se alzan las paredes desgastadas de las casas. Parece que todos están en la calle, se muestran sonrientes. Niños que vienen a saludar. También se ven muchos puestos de frutas y verduras. Carcajadas. Pintadas en los muros. Un local de reparación de calzado. Hay sillas en las calles. Y más niños, y una anciana y algunos adultos, pero sobre todo, jóvenes. Todos ríen. Así se muestra a estas personas que viven en Túnez en el videoclip de la canción que acompaña la rutha de hoy. Les presento a Houmani.


En este país del norte de África a los barrios de clase obrera se les llama ‘houmas’. Allí viven los más pobres de un país cuyo nivel de pobreza se ha elevado en el último año más de un 24 por ciento. Para que se hagan una idea, el ingreso nacional bruto por persona es de 3720 dólares, mientras que en Francia, por ejemplo, es de casi 44000.

Los raperos tunecinos Hamzaoui y Kanon protagonizan este videoclip que lleva por título ‘Houmani’, es decir, aquellos que viven en los distritos obreros de Túnez. Se trata de una canción que describe la vida de los jóvenes que viven en estos lugares. En su letra, estos cantantes explican que la gente de las houmas “están viviendo como basura en un basurero”, literalmente, y afirman: “Es sofocante la vida aquí”. Y debe serlo porque con más de tres millones de visitas en YouTube, esta canción se presenta en las redes sociales como el nuevo “himno” de la juventud de Túnez. Más allá de que sea realmente un himno o la última canción de moda, a Houmani no se le puede quitar el mérito de sacar a la luz el sentir de los jóvenes de este país. Tras darse a conocer, generó un gran debate entre aquellos que se sienten identificados con el lugar que describen los raperos y aquellos que no, trascendiendo la opinión que tienen sobre su realidad los jóvenes tunecinos, vengan de la posición social que vengan y, tal y como alude el blogero Mehdi Lamloum, “vivan o no la cotidianidad descrita”.



En un país en el que la libertad de expresión se ha visto ya mermada con la censura que están sufriendo los medios de comunicación y que incluso llevó a la cárcel al periodista Zied El-Heni, tras acusar a un fiscal de falsificación de pruebas, la música ha logrado dar a conocer lo que piensan los jóvenes tunecinos, que constituyen más de la mitad de la población. Como dijo el pintor francés Georges Braque, cuando afirmó que “el jarrón da forma al vacío y la música al silencio”.

martes, 12 de noviembre de 2013

Lo que esconden los barriles de petróleo ugandeses

En África la tierra es rica en petróleo y está habitada por rostros pobres. Todo el mundo lo sabe, muchas noticias hablan de ello. Uganda es un ejemplo. Desde 2006, este país ha resultado ser una mina de oro negro al tiempo que el Banco Mundial lo sitúa en el primer puesto del mundo en dos rankings: el de población más joven y el de tasa de desempleo juvenil más alta. Un dato este último que seguro guarda relación con que el hecho de que el acceso a la educación es una asignatura pendiente en este Estado africano. Hasta aquí nada nos sorprende, pero lo que sin duda resulta llamativo, aunque el foco internacional no lo haya alumbrado, es que los barriles de petróleo están siendo reciclados para convertirse en ordenadores cargados de contenido educativo multimedia destinado a los jóvenes ugandeses. 



Pozo petrolífero en Lago Alberto/ The Guardian.-
Hace sólo siete años desde que la zona del lago Alberto, en Uganda, se ha convertido en una especie de provincia del petróleo. Y es que de los 104 pozos que hansido explorados en este territorio, 92 han resultado ser productivos, lo que ha hecho que este país africano ubicado en el este del continente alcance una inversión en el sector petrolero de 2000 millones de dólares a través de las explotaciones que se están realizando. Sin embargo, el país sigue siendo pobre. No sólo en renta per capita, sino también en educación: Sólo el 50,2 por ciento de los niños llegan a sexto de primaria, según un informe del Banco Mundial. Esto ocurre sobre todo en las zonas rurales, donde habita la mayoría de la población ugandesa y donde los menores suelen dejar pronto los estudios para llevar algo de dinero a casa.

Niños ugandeses utilizan el 'digitaldrum'/UNICEF.-

Para poner fin a la falta de acceso a la educación, la ONU ha desarrollado un proyecto valiéndose del auge de barriles de petróleo en Uganda. Así, a través de un programa de UNICEF, están dando trabajo a ugandeses fabricando lo que se ha denominado ‘barril digital’ o digital drum, en inglés. Un dispositivo diseñado a partir de un barril de petróleo soldado que contiene un ordenador, teclado resistente al agua y placas solares, puesto que se carga con esta energía. Son auténticos portales de información precargados con contenido multimedia en ámbitos como la salud, la educación y la capacitación laboral. Hasta el momento ha sido instalado en más de 50.000 pueblos de Uganda

Imágenes de UNICEF.-

Este proyecto fue seleccionado por la revista Time como uno de los 50 mejores inventos de 2011. Ante su éxito, las baterías digitales se han extendido a Burundi y Tanzania. Al fin y al cabo, si el dinero del petróleo no sirve para que los jóvenes africanos sean en el futuro adultos menos pobres, que sí sirva que sean al menos personas más ricas en formación.

lunes, 4 de noviembre de 2013

La leyenda de las minas del rey Salomón en África

Al sur del continente africano, entre los ríos  Zambeze y Limpopo, un valle esconde el mayor yacimiento arqueológico del África Subsahariana. Tal es su grandeza, que la ciudad que albergaba esta fortificación en los siglos XII y XVII da nombre hoy a un país entero. Es la fortaleza del Gran Zimbabwe, una construcción tan impresionante que cuando fue descubierta, los colonos prefirieron creer que se trataba de las minas del rey Salomón antes que admitir que los nativos la habían construido.


Con su alto torreón cónico, sus largos y curvados muros de piedra y sus artefactos cosmopolitas, Gran Zimbabwe atestigua la existencia de una próspera ciudad que, en su apogeo, acogía nada menos que a unos 18.000 habitantes y que se cree debió dominar el comercio y la cultura del África meridional. Esta construcción tallada con piedra forma una fortificación que protege una gran torre que, según los expertos, corresponde a un templo elíptico que conecta con un cementerio al que se accede a través de un pasadizo fortificado con numerosas cuevas. Pero más impresionante que la complicada construcción que forman estos elementos es el hecho de que, si alguien habla en el interior de las cuevas de la necrópolis, puede ser oído en el templo, situado a nada menos que cien metros de ésta.


No pocos son los misterios que encierra la fortaleza de Zimbabwe. Cuando los exploradores portugueses recorrían el interior de África para establecer allí las colonias e imponer su civismo frente al salvajismo negro, se dieron de bruces con las enormes dimensiones de esta fortaleza tallada enteramente en piedra. Reconocer que una construcción tan impresionante era obra de salvajes derribaba su argumento civilizador. Por ello recurrieron a la Biblia y se convencieron de que aquella extraordinaria fortaleza tenía que esconder las famosas minas del rey Salomón. Y de hecho, no fueron pocos los europeos que creyeron  que el Gran Zimbabwe no podía ser otra cosa que la desconocida y soñada tierra de Ofir, donde el monarca de la Biblia iba a buscar su oro y piedras preciosas.

Imágenes tomadas de megaconstrucciones.net
En la actualidad, las investigaciones arqueológicas coinciden en que lo más probable es que la historia de esta gran ciudad sea la de la cultura de los primeros shona africanos y de la Edad del Hierro del continente. Algo que los colonos del territorio, por aquel entonces denominado Rhodesia del Sur, se negaban a creer, convencidos de que una obra de tal envergadura no podía haber sido construida por nativos negros. Y precisamente, de esta negación nació la reivindicación que impulsó el movimiento independentista, para el que el Gran Zimbabwe era la prueba fehaciente de que la raza negra no era tan débil como aquellos blancos pretendían hacerles creer. Así, esta antigua construcción sirvió de aliciente para la creación de un nuevo Estado independiente, que ya no se llamaría Rhodesia, sino que a partir de 1980 sería rebautizado con el nombre de Zimbabwe en honor a la fortaleza que les representa.