martes, 15 de octubre de 2013

Soluciones ante necesidades

Lejos de las capitales, auténticos símbolos donde los gobiernos de los países africanos suelen limitarse a implantar el desarrollo, las zonas rurales ocupan, sin embargo, la mayoría del territorio del continente. Entre las imágenes que nos vienen a la mente cuando pensamos en los pueblos de África, probablemente una en la que coincidamos todos sea la de una mujer que camina por carreteras de tierra con un cántaro de agua sobre la cabeza. Retengan esa imagen porque hoy vamos a hablar de esta realidad y de un invento revolucionario, tanto porque su sencillez contrasta con la gran ayuda que ofrece como porque se trata de una innovación que sí ha llegado a estos lugares tan remotos como tradicionalmente olvidados.


Fotografía de T. Stoddart, Sudán del Sur.-


Si les digo ‘hippo water roller’ a muchos les sonará a chino, pero situémonos: Estamos en África, un continente muy diverso pero donde el agua es considerada en cualquier parte oro líquido. Millones de africanos, principalmente mujeres y niños, caminan diariamente hasta el afluente de agua más cercano. Es un viaje de ida y vuelta que dura varias horas, en el que, al menos la mitad de la travesía, se hace soportando mucho peso, lo que supone además problemas cervicales para estas personas. Pero imaginen que este trayecto no implique daños para la salud y que encima pueda aprovecharse cargando hasta 90 litros de agua. Esto es el ‘hippo water roller’, un rodillo de agua creado en 1991 por los ingenieros sudafricanos, Pettie Petzer y Johan Jonker.

Se trata de un invento que consiste en un barril rodante conectado por un mango al eje del cilindro, de manera que, no sólo cabe más líquido en su interior, sino que para transportarlo sólo es necesario empujar, lo que facilita tremendamente la tarea. Ya en el año 1997 la utilidad de este producto fue reconocida por el Instituto de Diseño de la Oficina de Normas de Sudáfrica, que le concedió el “Premio de Diseño para el Desarrollo”. Hasta la fecha, 33.000 rodillos de agua han sido distribuidos por África Subsahariana, en su mayoría con financiación de donantes.

Recuerden a la mujer con el cántaro en la cabeza de la que hablábamos al principio. Como ella, miles de africanos han visto mejorar su modo de vida tradicional sin que ello implique cambiar la concepción de sus necesidades.



*Puedes escuchar esta crónica en el último programa de 'Ahora África', emitido por Radiotelevisión Canaria: http://www2.rtvc.es/ProgramacionFVA/8148_AHORA_AFRICA_121013.mp3

lunes, 7 de octubre de 2013

Bibliocamellos, el proyecto que une Kenia y Somalia

Estos días el continente africano vuelve a ocupar un espacio concurrido en los medios de comunicación internacionales. El atentado del centro comercial de Nairobi, en Kenia, perpetrado por el movimiento yihadista Al-Shabaab, de origen somalí, ha situado dentro del foco informativo a estos países vecinos ubicados en África Oriental. Sin embargo, la realidad de un territorio nunca abarca solo lo que ocurre en su capital. Hoy nos alejamos de la idea de que sólo las tragedias llaman la atención para hablar de un proyecto desarrollado en la frontera de estos dos países y que, lejos de enfrentar a kenianos y somalíes, los une.


Servicio de bibliocamello/ Imagen tomada de nativod.blogspot.com.-

En las montañas que lindan entre el norte de Kenia y el sur de Somalia, las poblaciones de ambas nacionalidades comparten una zona de difícil acceso y una tasa de analfabetismo elevada. Un problema común al que se ha puesto una solución extraordinaria: Los llamados bibliocamellos.

Ante las dificultades de escolarización de los niños de las familias nómadas que residen en la frontera de los montes del noreste de Kenia, la Biblioteca Nacional de la provincia de Garissa ha llevado a la práctica el dicho si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Tanto es así que han cargado de libros, escritos tanto en Inglés (la lengua oficial) como en Shawili (el idioma tradicional de estas comunidades),
una caravana de camellos que parten desde la ciudad y cruzan el río Tana hasta llegar a las localidades kenianas y somalíes que habitan en las montañas.


Los camellos, a los que en Kenia se les apoda cariñosamente 'buques del desierto', son animales que históricamente han sido usados para la carga de bienes de subsistencia durante largas travesías y que ahora transportan a estos lugares apartados algo tan necesario como la cultura.
Imagen tomada de nativod.blogspot.com.-









*Puedes oír esta crónica en el último programa de radio 'Ahora África', de Radiotelevisión Canaria: http://www2.rtvc.es/ProgramacionFVA/8148_AHORA%20AFRICA%20051013.mp3

sábado, 25 de mayo de 2013

La leyenda del Baobab


Una liebre se había dormido a la sombra de un baobab. Se despertó con ganas de jugar y empezó a hablar así:
- Este baobab tiene una sombra muy fresquita, pero sus frutos no saben a nada.- E hizo un guiño a las hojas del árbol que, felices por el halago, susurraron “fih-fah fih-fah fih-fah”.
El baobab también la había oído y, molesto porque la liebre había puesto en duda la bondad de sus frutos, dejó caer uno a sus pies. La liebre se lo comió. Estaba sabrosísimo, pero al ver que sus bromas surtían efecto, prosiguió:
- Este fruto estaba muy bueno; pero, a lo mejor, el corazón del árbol está podrido…
Estas nuevas dudas hirieron verdaderamente al baobab que, muy despacito, muy despacito, empezó a abrir su corteza. Entonces la liebre pudo ver todas las maravillas que encerraba en su interior: Telas bordadas, piedras brillantes, exquisitos perfumes y exuberantes fuentes de agua rodeadas de flores brillantes y frutas de colores. Pero además, el árbol desprendía risa en su interior, que se mezclaba con el sonido del agua. Era alegría, era calma y se convertía en música.
La liebre estaba tan sorprendida que dejó de sonreír. Sólo podía escuchar la fuerza del canto de aquel baobab que le había ofrecido su corazón. Y por fuera, las hojas bailaban con el aire y susurrando volvían a cantar “fih-fah fih-fah fih-fah”. Casi no se oía ya el latido melancólico del tam-tam de los humanos.
El animal recogió todas las riquezas que podía sostener, dio las gracias y regresó rauda al bosque. Al llegar al lado de su mujer, a ésta le faltó tiempo para probarse todas las joyas, vestirse con las telas preciosas, empaparse en perfume y salir a la calle. Enseguida fue la envida de todas sus amigas. La hiena, al ver tal derroche, fue en busca de la liebre.
- ¿Dónde has encontrado todas esas cosas tan admirables que lleva puesta tu mujer?
La liebre, adulada, le contó su aventura y la hiena, envidiosa, se dirigió al bosque para comportarse igual que la liebre. El baobab, que había disfrutado con las diabluras de la orejuda, volvió a ofrecer su sombra, su frescura, su música y su corazón; contento de volver a tener compañía.
La ávida hiena se echó sobre las riquezas del árbol generoso hasta tal punto que comenzó a roerle el corazón exclamando:
- ¡No puedo con más pero volveré hasta que no quede nada en sus entrañas!
El baobab, herido y atemorizado, volvió a cerrarse y la hiena quedó atrapada en su interior, amargando hasta la última rama del árbol, hundiéndolo tanto que se escondió bajó tierra. A partir de entonces, el baobab es un árbol al revés y sólo enseña sus raíces. Y es por eso que ya no se oye al viento bailar con las hojas mientras éstas susurran “fih-fah fih-fah fih-fah”.
Antes, el corazón de los hombres era como el de los baobabs; lleno de alegría y de riquezas, se ofrecía a todo aquél que lo llamaba. ¿Qué clase de hiena ha podido devorarlo? El corazón de los hombres, como el del más grande baobab, está lleno de riquezas que llaman, llaman, llaman… hasta que perecen en un tam-tam misterioso.

En el Día de África desvelamos un poquito de su riqueza. Escondidos, como el tesoro del Baobab, la literatura oral africana trata de sobrevivir en el interior del continente, lejos de las modernas ciudades. Al caer la noche, de espaldas al bosque, desde donde sienten que observan los ancestros, los africanos muestran su mayor fortuna: haber sabido salvaguardar lo colectivo frente a la tendencia individualista. Y así, en compañía, participan con música y palmas en el relato del griot. Todos juntos se cuentan cuentos para dormir el miedo.

martes, 21 de mayo de 2013

Los sueños de los valientes


Al llegar a su habitación se encontraron una maleta vacía. Para no despertar sospechas, S. se había disfrazado de cebolla y había cubierto su cuerpo a capas con todas las prendas que había traído. Se marchó con todo lo que llevaba encima, ropa para una semana y los sueños de una vida. De una vida mejor.
Atrás quedaba su familia y un país recién salido de la guerra, tras salvaguardarse bajo las faldas del omnipresente colonizador de antaño. Delante, un visado de un mes y un vuelo barato de una línea de bajo coste. Sólo de ida. Ahora era él quien, como había hecho su país hace unos meses, buscaba refugio en la antigua metrópolis.
Hubo un tiempo que nuestro papel como inmigrantes fue borrado de nuestra memoria. Incluso, todavía hoy, al éxodo que viven los jóvenes occidentales lo llamamos ‘fuga de cerebros’. No son invasiones, ni avalanchas, ni inmigración masiva.
S. vino del sur al norte invitado por una universidad de un país desarrollado para presentar su tesis. Era la primera vez que veía el mar. Una diferencia más que, sin embargo, al final no le hace tan distinto de cualquiera de los muchos conocidos que también se han ido fuera en busca de dignidad, huyendo de Estados desestructurados y con permisos de residencia caducos. S., como ellos (y puede que en un tiempo como yo y puede que a lo mejor también como tu), no son más que talento exportado.

Fotografía de D.Patino.-

viernes, 8 de marzo de 2013

La revolución será feminista o no será


Las revueltas sociales que vive Egipto han sacado a la luz demandas que estaban desterradas al silencio. Entre ellas, dar voz a la mujer. Son cambios visibles que, no obstante, han tenido consecuencias que han permanecido en la sombra. Así, la planificación de abusos sexuales a las egipcias que protestan en la plaza de Tahrir como arma para hacerlas callar ha pasado prácticamente desapercibida. Esta es sólo la más reciente de las historias de mujeres africanas que merecen ser alumbradas.


Puerta del Sol. Madrid, 2011.-
La primera vez que leí la frase que da título a esta entrada fue en una pancarta que colgaba a la salida del metro de la parada de la plaza de la Puerta del Sol, punto de encuentro del movimiento social desatado en Madrid el 15 de mayo de 2011. La plaza era un hervidero de luchas que, lejos de unirse a una causa, desvirtuaban el mensaje que las había juntado. Las palabras “la revolución será feminista o no será” me produjeron rechazo, no porque no existan terrenos aún por conquistar en la igualdad entre el hombre y la mujer en la sociedad occidental, sino porque ese no era el motivo prioritario que había unido a tantos ciudadanos. Dos años más tarde, otra plaza ubicada en África me hizo recordar esa pancarta de Sol.

El 25 de enero de 2013 cientos de ciudadanos egipcios volvieron a manifestarse en la plaza de Tahrir, en El Cairo, para protestar contra las aprobaciones de un decreto que daba poderes prácticamente absolutos al actual presidente, Mohamed Mursi, y de una constitución islamizada que no recoge la pluralidad de Egipto. La fecha de la manifestación no era casual. Se cumplía el segundo aniversario del llamado Día de la ira, cuando comenzaron las revueltas callejeras que lograron derrocar al dictador Hosni Mubarak. Dos años más tarde, son muchos los egipcios que no están dispuestos a que Mursi pise las reclamaciones sociales que han florecido en su país con la primavera árabe.

Como es sabido, finalmente el decreto fue anulado, pero el texto constitucional se aprobó en referéndum. Sin embargo, no todas las consecuencias de esta protesta han trascendido de igual forma. El pasado 25 de enero, en Tahrir, varias mujeres sufrieron agresiones sexuales y en algunos casos, según elperiodico.com, incluso hubo “cortes en los genitales”. Estos hechos, que no tuvieron la misma difusión en los medios de comunicación, no pasaron inadvertidos a pie de calle. Grupos de ciudadanos egipcios se han organizado en colectivos que patrullan las manifestaciones para actuar contra lo que la policía no evita: Las agresiones sexuales y la violencia dirigida a las mujeres que protestan en  público, así como la atención a las víctimas de estos ataques. ‘Operación Anti-Acoso/Asalto Sexual’ (OpAntiSH, en sus siglas en inglés) o ‘Guardaespaldas de Tahrir’ son un ejemplo de estas agrupaciones. El primero surge en noviembre de 2012 y el segundo hace tres meses, lo que demuestra que el problema ya existía.

Protesta en El Cairo por la violencia del Ejército egipcio
hacia las mujeres/ AP.-
En una sociedad patriarcal como la egipcia, el rol de la mujer ha estado tradicionalmente relegado a la casa, imperando el silencio femenino fuera de las cuatro paredes. Sin embargo, la primavera árabe en Egipto ha derivado en una epidemia de abusos sexuales perpetrados por personas frustradas a quienes parece no quedarle más argumento que el uso de la fuerza y de su miembro para avalar la desigualdad.

A.Afify/ Fotografía tomada del portal Copts United.-
De hecho, muchas de las mujeres que han pasado por este trauma al salir a manifestarse tienen que soportar a su vez la crítica social de aquellos que piensan que es un ataque merecido. Como el diputado Adel Afify, líder del partido de línea conservadora Asala, quien ha declarado, en una información recogida por el portal Jewish News One, que si una mujer es violada durante esas protestas es culpa de ella misma por asistir. “Estos ataques pretenden excluir a las mujeres de la vida pública y castigarlas por participar políticamente y en las manifestaciones. También son un intento de arruinar la imagen de la plaza de Tahrir y de las manifestaciones”, han señalado miembros del OpAntiSH, según una información recogida por Mundo Negro Digital.

Los medios de comunicación a menudo tildan de revolución cualquier movimiento social que despierta del silencio, pero la revolución conlleva la transformación de una sociedad. Esto no ha ocurrido aún ni en Egipto, ni en ninguno de los países del norte de África en los que se han desatado olas de cambio. Y no ha ocurrido precisamente porque siguen pasando hechos como los que padecen las mujeres en Tahrir. De ahí que, en el caso de la primavera árabe, sí puede decirse que “la revolución será feminista o no será”, entendiendo feminismo como un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres, tal y como queda definido en la Real Academia Española. No obstantes, sí es cierto que toda revolución es precedida por una revuelta. Las revueltas pueden derrocar líderes, pero si la estructura política y social no cambia no se puede hablar de revolución.

Manifestantes egipcias/ Fotografía tomada
del portal Planeta Ellas.-
“No voy a quedarme callada. Todas las mujeres de Egipto tienen que despertar: Las que han sufrido [una agresión sexual] y las que no. De lo contrario esta violencia continuará”. Son palabras de Dalia Abdel Wahab, víctima de una agresión sexual durante la manifestación del 25 de enero de 2013, que Amnistía Internacional recoge en su Informe ‘Violencia de género contra las mujeres en las inmediaciones de la plaza deTahrir’. Quien calla otorga.


miércoles, 6 de marzo de 2013

Dos minutos en Mali


Primero fueron las armas recicladas procedentes de Libia. En una región pobre y convulsa, combatir es una forma de ganarse el sueldo. Muerto Gadafi, aquellos nómadas malís que luchaban por el dictador libio cobraron su finiquito con sus arsenales y volvieron a casa. Esta vez, para luchar por su propio territorio. Desde entonces, el incremento de yihadistas, que han visto en el conflicto tuareg una manera de posicionarse en una zona estratégica; y la intervención de Francia, que no quiere perder la valiosa relación que mantiene con su antigua colonia, han irrumpido con sonidos de disparos el desolador desierto que divide el país africano en dos. Las últimas noticias de Mali vienen en forma de vídeo, con una secuencia de dos minutos de un combate en el norte de este país africano que el Ejército francés ha publicado en YouTube.

Ciudad de Gao, Mali, en febrero de 2013/
Fotografía de J.Penney, REUTERS

Las tropas francesas avanzan cada vez más hacia el norte, lejos de Bamako, la capital de Mali. Su posición actual se sitúa en el macizo de Adrar de los Iforas, donde combaten con los grupos terroristas después de que éstos fueran expulsados de las ciudades de Gao y Kidal. Esta semana el Ejército galo ha hecho eco de sus avances al difundir por la red una grabación en la que se muestra todo su poderío. Avalados con morteros y fuego de infantería, Francia responde a un teórico fuego enemigo. Más allá de quien empezara esta ofensiva en concreto, este vídeo (http://bcove.me/7d0wl9am), grabado el 26 de febrero y que publica el diario El País, pone de relieve que lo que acontece en las llanuras del desierto de Mali está muy lejos de las últimas intenciones difundidas a los medios desde los pasillos del Gobierno africano.

El mismo día que esta secuencia fue grabada, el primer ministro transitorio malí, Djian Sissoko, anunciaba en el Parlamento la intención de su Ejecutivo de iniciar un diálogo nacional en torno a una mesa de reconciliación. Este mensaje, transmitido en forma de promesa, iba dirigido especialmente a los rebeldes tuaregs del norte de Mali a los que invitaba a reunirse con una Comisión para el Diálogo y la Reconciliación. Esta delegación sería la encargada, según destaca GuinGuinbali, “de hacer avanzar las conversaciones intercomunitarias que permitan alcanzar una paz real, más allá de echar del país a disparos, como en el viejo oeste, a los islamistas radicales que habían ocupado el norte del país, expulsando incluso a los tuaregs”.
Encuentro informativo con Acción contra el Hambre/
Fotografía tomada de humania.tv

Teóricamente, las potencias occidentales apoyan esta iniciativa que implica, además, el requisito de incluir sólo a aquellos grupos que den pruebas de su desarme, así como sólo a aquellos miembros que acrediten haber nacido en Mali. También en teoría, Japón, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana se han comprometido a aportar en total 329 millones de dólares a la causa, aún cuando “Naciones Unidas ha estimado que se necesitarían 373 millones para auxiliar a los afectados” de los cuales, hasta el momento, “sólo se han movilizado 16”, según Helena Valencia, responsable del equipo de emergencias de la ONG Acción contra el Hambre, quien apunta que esto se traduce en que a Mali sólo ha llegado el cuatro por ciento de la ayuda que necesita.

Mientras tanto, en la práctica, los enfrentamientos en Mali han desplazado a más de 394.000 personas dentro y fuera del país, según las estimaciones de la ONG. Y los tuaregs han tenido que aprender a convivir con los sonidos de las balas que sacuden el desierto y los despiertan del sueño de recuperar su país: Azawad, la tierra que perdieron cuando en la conferencia de Berlín, en 1885, las potencias europeas se repartieron el continente y decidieron que aquel pedazo de África se llamaría Mali. Una historia abandonada en el desierto a la que no se le ha dedicado ni dos minutos.
Fotografía a un tuareg en Mali / B.Stirton

miércoles, 2 de enero de 2013

La cara tolerante de Marruecos, el país árabe que convive con los judíos


Una de las comunidades más antiguas del Norte de África es la judía. Desde el año 70 d.C. se tiene constancia de su llegada a Marruecos, donde llegaron a ser la comunidad hebrea más importante del mundo árabe. Todavía hoy los judíos permanecen en tierra marroquí con los mismos derechos de culto que la religión islámica y el único museo judío del mundo en un país árabe. En un momento en el que parece que la religión saca lo peor de estas sociedades, hay un rincón en África donde la convivencia entre los árabes y los judíos existe.

El eterno conflicto entre israelíes y palestinos ha llevado a la concepción generalizada de que el entendimiento cultural entre árabes y judíos es imposible. Rodeado de países árabes, el caso de Israel y Palestina se impone como único ejemplo de convivencia entre estas sociedades. La hostilidad desatada en Oriente Próximo está tan asociada a la relación entre árabes y judíos que esta visión se ha trasladado a todo el planeta, generalizándose la percepción de que entre la cultura hebrea y la árabe no puede existir otro escenario que no sea el de la violencia. Sin embargo, el continente africano esconde una historia que vuelve a dejar patente que lo más llamativo nunca abarca toda la realidad.

Dos judíos marroquíes/Foto tomada de 'El orgullo de ser parte'.-
Al igual que sus vecinos, Marruecos es un Estado árabe de religión islámica. Sin embargo, este entorno predominantemente arabigo dista de ser un escenario hostil para la población judía que vive en territorio marroquí. De hecho, es el único país islámico en el mundo que tiene un museo judío  y es también donde reside “la mayor comunidad hebrea del mundo árabe”, en palabras del que fuera el director del Museo del Judaísmo de Casablanca y secretario general de la Fundación del Patrimonio Cultural Judeo-marroquí, Simon Levy.

Pero, al igual que en el resto del Magreb, en Marruecos el número de judíos también ha descendido notablemente. Antes de la fundación de Israel en 1948, llegaron a ser 350.000, la mitad pobres. Con la creación del nuevo Estado sionista, los israelíes recorrieron las comunidades hebreas del mundo con la máxima de ‘cuantos más judíos en Israel, mejor’. Entre finales de los años cuarenta y mediados de los cincuenta, fueron 90.000 los judíos que emigraron a Israel. Las razones económicas tenían su peso: Tel Aviv garantizaba el bienestar del que consideraba su pueblo. En 1965, ya sólo quedaban 60.000 judíos en Marruecos y la Guerra de los Seis Días, dos años más tarde, incrementó la inmigración hebrea, ya no sólo a Israel, sino también a Europa y a Estados Unidos.

A.Azoulay.-
Pese a esta reducción, el papel que desempeñan en el territorio es considerable. Con la independencia marroquí en 1956, este país árabe contó con miembros de la comunidad hebrea para desempeñar cargos políticos. De hecho, en la actualidad sigue vigente el destacado papel de los hebreos en la vida política de Marruecos. Tanto es así, que uno de los principales asesores del monarca alauita es el judío André Azoulay.
“Los judíos tenemos una historia de muchos siglos en Marruecos. Sabemos que no todo ha sido de color de rosa. Hay páginas negras. Pero nuestra historia no tiene nada que ver con la de los judíos de Occidente. En Marruecos no hemos sufrido deportaciones, ni nazismo, ni campos de concentración, ni inquisiciones. Judíos y musulmanes hemos vivido juntos, respetándonos unos a otros”, afirma.

Para entender la permanencia de la presencia judía en territorio marroquí hay que tener en cuenta la diferencia entre judaísmo y sionismo. No todos los judíos son sionistas. Ejemplo de ello es la comunidad judía de Marruecos, donde el judaísmo es su religión y no por ello dejan de sentirse marroquíes. No obstante, las persecuciones y maltratos a este pueblo no fueron una excepción en África. Aunque es cierto que vivían con relativa tranquilidad, este sosiego tenía un precio y, si bien al principio se les obligaba por la fuerza a convertirse al Islam so pena de muerte, más tarde se impuso lo más práctico y durante muchos siglos los hebreos vivieron en el continente africano según sus costumbres a cambio del pago de impuestos a las autoridades islámicas.

Barrio judío de Casablanca, donde se encuentra el
Museo judío y la mayor población judía de Marruecos.-
En la actualidad apenas quedan seis mil judíos en este país africano, frente a los 350.000 que había en la primera mitad el siglo XX. Sin embargo, desde hace setenta años la igualdad jurídica entre hebreos y musulmanes es total. En 1940, cuando Marruecos todavía era un protectorado francés y español, el gobierno de Vichy promulgó diversas leyes antisemitas que prohibían a los judíos ejercer funciones públicas. El rey Mohamed V se enfrentó a la Francia alemana y abolió esta tradición secular que consideraba a los hebreos ciudadanos de segunda y pretendía identificar y deportar al pueblo judío. La respuesta que entonces dio el monarca a los franceses viene a plasmar la simbiosis cultural entre árabes y hebreos que vive este país islámico: “En mi país no hay judíos, sólo hay marroquíes”.