martes, 31 de marzo de 2015

La mecánica de ser rey en África y vivir en Alemania

En los brazos del rey Bansah no se vislumbra sangre azul, sino el rastro de una espesa grasa de motor que el paño usado de su taller no logra borrar. Combina a la perfección la Corona con su mono de mecánico y lo hace a kilómetros de distancia, vía Skype, porque el último monarca de la localidad africana de Hohoe Gbi vive en Alemania.



Si uno se fija en la vida de Cèphas Bansah se da cuenta de que ésta está fuertemente ligada a la figura de su abuelo. Fue su abuelo quien le inculcó la simpatía por lo alemán. Decía que eran, de todos los colonizadores que pisaron Ghana, los que mejor trataron a su pueblo y los que mejor trataron a los árboles de su localidad, Hohoe Gbi, situada en la región del Volta al este de Ghana.

De todos los nietos del viejo, fue Cèphas quien logró, con apenas veinte años, la oportunidad de ir a tierras germanas para realizar un intercambio cultural. Allí empezó a estudiar mecánica, allí conoció a la mujer con la que formaría una familia y allí montó su propio taller de reparación de vehículos. Pero el abuelo, que era también el rey de Hohoe Gbi, murió; y de todos sus descendientes la Corona fue a caer a manos del nieto emigrante.

C.Bansah en su taller de Ludwigshafen am Rhein (Alemania) / Fotografía: www.teinteresa.es
Emigrante sí, pero zurdo no. Su padre y sus hermanos mayores fueron descartados para el trono por la tendencia de sus cuerpos a la izquierda, signo de impureza en la cultura de la sociedad de Hohoe Gbi. Así, Cèphas el diestro, Cèphas el mecánico, Cèphas el que vivía en Alemania pasaría a llamarse rey Bansah a partir de su coronación, celebrada en 1992.

C.Bansah en Hohoe Gbi (Ghana) / Fotografía: www.teinteresa.es
Soplaban nuevos vientos para Hohoe Gbi, de hecho el reinado de Cèphas Bansah vendría a agitar todas las monarquías conocidas del mundo porque ninguna, hasta el momento, se ha llevado a cabo en la distancia. El nuevo rey lo tenía todo pensado y no le costó demasiado contar con el visto bueno de su pueblo para poner a aplicar su plan: él seguiría trabajando como mecánico en suelo alemán, mientras su hermano mayor actuaría como regente en la localidad ghanesa. El nexo de unión sería primero el fax y luego Internet; y así lleva reinando más de veinte años.

A través del software Skype, que le permite celebrar audiencias convertidas en llamadas de vídeo, el rey Bansah atiende directamente a los vecinos de Hohoe Gbi que lo soliciten y se reúne con los jefes de la región para repasar los asuntos de este territorio de más de 200.000 habitantes. Servirse de la red le ha permitido, además, dar a conocer su particular historia y con ello poner a la venta productos típicos de su cultura para poner solución a los problemas sobre los que más quejas recibe: la falta de dinero para medicamentos, semillas y educación.

C.Bansah / Fotografía: www.tgm-mcbw.de
Pero si algo tiene de especial este reinado es haber sido capaz de fusionar nuevas tecnologías y sociedades tradicionales. Pese a que suene a antítesis en el imaginario colectivo, en esta localidad africana ha sido posible lo que constituye un avance para las culturas ancestrales que no sólo implica servirse del desarrollo actual sin renunciar a su conocimiento, sino que además admite algo que aún hoy en día no se permite ni en las sociedades más desarrolladas: Que un rey continúe con su vida a pesar de su linaje. 

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