Se
las llamaba “canciones de retorno”. Su sonido inundaba las rutas de migraciones
forzadas de las poblaciones de las orillas del Alto Nilo. Los exiliados cantaban
a lo que dejaban atrás: sus casas, sus tierras, su origen; ocupado ahora por
grandes grúas y hormigón. Entre 1960 y 1970 se construyó la presa alta de
Aswan, una nueva obra faraónica que supondría el desplazamiento de un gran
número de egipcios a distintos puntos de Sudán. Se olvidaron estas canciones en
la medida en que cantaban a un retorno que nunca sucedió. Una identidad ahogada
en una presa que ahora sale a flote en forma de memoria colectiva, a través de la música de los sudaneses Alsarah & The Nubatons.
Presa alta de Aswan.- |
En
1956 el gobierno egipcio de Gamal Abdel Naser anunció la construcción de una
nueva presa en Aswan. El motivo: los desbordamientos que se producían cada año
en esta parte del río, cuando el agua que procedía de Uganda y Sudán fluía
durante los meses de verano. Hasta ese momento, esto no había supuesto problema
alguno. Todo lo contrario: dejaban un rico pasto de nutrientes que creaba una
tierra muy fértil, ideal para la agricultura, la base económica de esta
población. Pero con el tiempo, las crecidas del río se volvieron impredecibles
y ni la presa baja, ya existente desde 1902, podía controlarlas. Entonces, las
cosechas empezaron a menguar hasta sembrar el hambre. De ahí, que se construyera
la presa alta de Aswan, denominada El
saad al Aali.
Su
objetivo no era sólo controlar las crecidas del Nilo, esta presa estaba pensada
para obtener energía a través de producción hidroeléctrica y para ello había
que modificar el entorno físico de este ecosistema milenario. Las consecuencias
negativas para el medioambiente fueron muchas, también para la economía local,
ya que la presa finalmente no contribuyó a la conservación del terreno
agrícola. Pero sí trajo, por primera vez, la conexión eléctrica a la mayoría de
las zonas rurales de Egipto. No a las de aquellos que vivían donde se construyó
la presa, claro, porque ya no quedaba nadie. Sus habitantes fueron el daño
colateral de este avance a la modernidad.
Varias
generaciones después, la cantante sudanesa Alsarah acompañada por la banda The
Nubatons, han trabajado conjuntamente en un proyecto musical titulado ‘Silt’.
Un álbum que pretende revivir las canciones compuestas en la expulsión de los
habitantes de las orillas del Alto Nilo. Un canto a las raíces perdidas, que es
también la evidencia de que en la búsqueda de la identidad (al contrario de lo
que ocurrió en la construcción de la presa de Aswan) la
conexión entre los orígenes y la modernidad suena bien. Por eso se dice que hay
que perderse para encontrarse.
* Puedes escuchar aquí el último trabajo de Alsarah & The Nubatons: https://wonderwheelrecordings.bandcamp.com/album/silt
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