martes, 14 de octubre de 2014

Cine 'made in' África

El Festival de Cine Africano de Córdoba (FCAT) sube este miércoles el telón de su undécima edición, después de que en la anterior se tuviera que hacer un llamamiento al público para que perdiera el miedo a las películas procedentes de África y demostrara “que quiere el festival” en la ciudad. A la vista de la vuelta del evento este año parece que Córdoba sigue apostando por las creaciones africanas, pero ¿por qué cuesta tanto que éstas lleguen al espectador occidental?


Cartel del FCAT 2014, del fotógrafo
Javier Hirschfeld / Toda la información
del festival aquí.


No crean que el cine procedente de África es algo nuevo y falto de rodaje. Como si le faltara ritmo, incluso calidad. Los hermanos Lumière dieron el pistoletazo de salida a la historia del séptimo arte con una proyección pública que tuvo lugar en Francia en 1895. La primera película creada por un africano se remonta a 1924, una producción tunecina que tiene por título ‘Ghézal, la hija de Cartago’. Luego, si les parece lento y sus historias aburridas, no es por falta de experiencia.

Tampoco porque este cine esté falto de polémica. La película que marcó un antes y un después en las creaciones cinematográficas africanas fue ‘Borom Sarret’, dirigida por el senegalés Ousmane Sembene en 1963. A pesar de estar hecha medio siglo antes, esta película cuenta una historia que bien podría ser la del joven Mohamed Bouazizi, aquel que desde Túnez propagó la chispa de la llamada "Primavera árabe". Descubran ustedes mismos si tiene o no un final distinto.
También ofrece aventura como la que presenta el maliense Souleymane Cissé en ‘Yeelen’ (La Luz), que recibió en 1987 el Premio del Jurado del Festival de Cannes. Y por supuesto drama, comedia y hasta cine de acción. Un género prácticamente inexplorado en el continente, pero que en Kampala, la capital ugandesa, tiene su propio sello: Wakaliwood, que sin ser Nollywood (el diamante en bruto de la industria del cine en África) ha logrado dar el salto desde el barrio de Wakalinga, donde se encuentra la productora de películas de acción africanas, hasta llegar a Estados Unidos para mostrar historias rodadas en Uganda.


Cuando el arte africano llegó a las antiguas metrópolis éstas encontraron en él el pretexto perfecto para argumentar la necesidad de civilizar a las primitivas sociedades del continente, tan distintas, tan retrogradas. Hasta que el arte europeo se estancó, entonces las esculturas y las máscaras africanas sirvieron de inspiración al cubismo, que dio origen a las vanguardias artísticas del siglo XX. ¿Quién dice que con el cine no puede ocurrir lo mismo?

Secuencia de 'The Wooden camera', de Ntshayheni Wa Luruli (2003).-

No hay comentarios:

Publicar un comentario