Ahora que el verano llega a su fin quizás crea que se le han acabado las ocasiones de escapar de la rutina. Pues bien, no es así del todo. Al menos no lo es sí es usted de aquellos que se trae de su viaje un souvenir. Sobre todo si ha podido irse de vacaciones a un lugar que se encuentre lejos no tanto en kilómetros sino en lo distante, distinta, que puede resultar la realidad que allí se encuentra. Como cualquier país de África, por ejemplo.
Máscaras africanas / Fotografía tomada de escuelapedia.com |
Un
souvenir es, según la antropóloga Emma Poulter, un “recuerdo encapsulado”,
porque tiene la capacidad de atrapar en un objeto la experiencia vivida fuera
de la cotidianidad. Así lo señala en un estudio sobre la colección de objetosde África Occidental pertenecientes al Museo de Manchester, a través del cual Poulter
no sólo establece que el papel del souvenir es materializar el recuerdo sino que
es también la evidencia de la nostalgia por lo primitivo.
Tribu Kara / Fotografía tomada de spanish.china.org.cn |
Por eso, todavía hoy, viajar a lugares como África puede parecer viajar al pasado, si el eje del tiempo que se utiliza es exclusivamente el que atañe al presente de Occidente. Pero conocer estas sociedades es también volver a los orígenes, a lo imprescindible. Y es entonces cuando lo “primitivo” no es entendido como un retroceso, sino como la recuperación de lo perdido. Soltar el lastre de las necesidades creadas y desconectar para conectar con uno mismo. De ahí que se utilice la expresión escaparse unos días (nos traigamos o no un souvenir).
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