martes, 28 de octubre de 2014

Hambre de (buenas) noticias

Se han alineado todos los planetas, y si no es eso, desde luego se trata de algún otro fenómeno paranormal porque, aunque no hayan abierto portadas y programas de informativos, estos días han llegado buenas noticias desde los países africanos. ¿Qué pasa, que en África ya no hay pobreza? No, hay pobreza. ¿Qué en África ya no hay conflictos? No, hay conflictos. ¿Acaso se ha extinguido el hambre y ya no hay enfermedades infecciosas y los derechos humanos están siendo reconocidos? No, no y no. Sigue habiendo de todo eso, pero como vamos a ver, en cincuenta y cuatro países eso nunca es todo lo que ocurre.


Dos son las noticias positivas procedentes del continente africano que sí se han dado a conocer en la mayoría de los medios de comunicación. Una porque está emitida desde Europa, y la otra porque afecta a los ciudadanos occidentales ante la alarma creada por los medios de comunicación.

Fotografía tomada de channelinitiative.org.-
En el primer caso, se trata de la decisión del Parlamento Europeo de conceder el Premio Sajarov a la libertad de conciencia a Denis Mukwege. El galardón, que pretende reconocer los esfuerzos de quienes defienden los derechos humanos, ha vuelto a situar en el mapa un conflicto olvidado desde que en 2003 se dijera que había terminado una guerra que aún hoy está presente en forma de luchas entre grupos armados, asesinatos, familias obligadas a dejar su hogar y miles de víctimas de violaciones que se viven a diario en la República Democrática del Congo. Una situación extensible a la imagen que se tiene de África, como un todo. Un todo en el que suelen pasar desapercibidas las partes. En el caso de este país africano, la parte del conflicto ignorada es algo tan llamativo como un templo de defensa de los derechos humanos en medio del caos. Es el Hospital Panzi, al que el doctor Mukwege ha dedicado su vida, literalmente. No sólo porque ha tratado a más de 30.000 mujeres violadas desde que este centro sanitario fuera solo un par de tiendas de campaña; sino porque tras denunciar la brutalidad de la guerra ante la ONU, casi una década después de que se diera por concluida, su mujer fue secuestrada y él sufrió un intento de asesinato. Y aún así decidió quedarse en su país para seguir haciendo su trabajo. Una muestra viviente de que en África hay otra lucha, la de los derechos humanos.

También se ha difundido en masa que ya son dos los países africanos que respiran oficialmente tranquilos al ser declarados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) libres de ébola. El primero ha sido Senegal, que consiguió que el único paciente contagiado de su territorio lograra superar la enfermedad sin extenderla. Unos días después le tocó el turno a Nigeria; el país más poblado de África ya no es una amenaza.

Fotografía tomada en Angola por PNUD.-
Hasta aquí la información que los medios de comunicación convencionales han difundido sobre los acontecimientos africanos. Nada se ha dicho del último informe de la FAO que determina que Angola está más cerca de erradicar el hambre, con un 70% menos de personas desnutridas desde 1990. Tampoco ha llamado la atención del foco informativo internacional que este país haya anunciado que cultivará arroz donde antes había explosivos. Para el año 2015 serán ya 10.000 hectáreas libres de las minas antipersona que, consecuencia de la guerra civil que sufrió el país hasta 2002, han dejado ya más de 100.000 mutilados.

Mariam Sow / Fotografía tomada de wdf-projetke.de
Tampoco ha tenido mucha repercusión que el presidente que más años lleva en el poder de todo el mundo, Teodoro Obiang, haya decretado una Amnistía General para todos los presos políticos de Guinea Ecuatorial; ni que el FMI haya afirmado en su último informe que mientras importantes economías como la china o la brasileña se hunden, en África se espera un crecimiento económico del 5,2% para 2015. Y aún cuando los datos y porcentajes no cambien en gran medida la realidad de la mayoría de los africanos de aquí al año que viene, hay aún mejores noticias, como conocer a Mariam Sow, una senegalesa que preside la ONG 'Enda Pronat', que “comenzó luchando contra los pesticidas” y ahora lucha contra el acaparamiento de tierras. Nos la presenta Jose Naranjo, en Planeta Futuro de El País, un blog que es una de las excepciones al menú del día que nos dan los principales medios de comunicación y que consumimos sin rechistar, aunque repitan plato en desayuno, almuerzo y cena. 
¿Se han preguntado alguna vez todo lo que nos estamos perdiendo por tragar siempre lo mismo?

martes, 14 de octubre de 2014

Cine 'made in' África

El Festival de Cine Africano de Córdoba (FCAT) sube este miércoles el telón de su undécima edición, después de que en la anterior se tuviera que hacer un llamamiento al público para que perdiera el miedo a las películas procedentes de África y demostrara “que quiere el festival” en la ciudad. A la vista de la vuelta del evento este año parece que Córdoba sigue apostando por las creaciones africanas, pero ¿por qué cuesta tanto que éstas lleguen al espectador occidental?


Cartel del FCAT 2014, del fotógrafo
Javier Hirschfeld / Toda la información
del festival aquí.


No crean que el cine procedente de África es algo nuevo y falto de rodaje. Como si le faltara ritmo, incluso calidad. Los hermanos Lumière dieron el pistoletazo de salida a la historia del séptimo arte con una proyección pública que tuvo lugar en Francia en 1895. La primera película creada por un africano se remonta a 1924, una producción tunecina que tiene por título ‘Ghézal, la hija de Cartago’. Luego, si les parece lento y sus historias aburridas, no es por falta de experiencia.

Tampoco porque este cine esté falto de polémica. La película que marcó un antes y un después en las creaciones cinematográficas africanas fue ‘Borom Sarret’, dirigida por el senegalés Ousmane Sembene en 1963. A pesar de estar hecha medio siglo antes, esta película cuenta una historia que bien podría ser la del joven Mohamed Bouazizi, aquel que desde Túnez propagó la chispa de la llamada "Primavera árabe". Descubran ustedes mismos si tiene o no un final distinto.
También ofrece aventura como la que presenta el maliense Souleymane Cissé en ‘Yeelen’ (La Luz), que recibió en 1987 el Premio del Jurado del Festival de Cannes. Y por supuesto drama, comedia y hasta cine de acción. Un género prácticamente inexplorado en el continente, pero que en Kampala, la capital ugandesa, tiene su propio sello: Wakaliwood, que sin ser Nollywood (el diamante en bruto de la industria del cine en África) ha logrado dar el salto desde el barrio de Wakalinga, donde se encuentra la productora de películas de acción africanas, hasta llegar a Estados Unidos para mostrar historias rodadas en Uganda.


Cuando el arte africano llegó a las antiguas metrópolis éstas encontraron en él el pretexto perfecto para argumentar la necesidad de civilizar a las primitivas sociedades del continente, tan distintas, tan retrogradas. Hasta que el arte europeo se estancó, entonces las esculturas y las máscaras africanas sirvieron de inspiración al cubismo, que dio origen a las vanguardias artísticas del siglo XX. ¿Quién dice que con el cine no puede ocurrir lo mismo?

Secuencia de 'The Wooden camera', de Ntshayheni Wa Luruli (2003).-

martes, 7 de octubre de 2014

Tierra de contrastes

África es un territorio plural, en tanto en cuanto es el continente con más países del mundo. Cincuenta y cuatro países que albergan múltiples realidades. Pero si algo caracteriza a África, más incluso que la explotada imagen que se hace de hambre, violencia y pobreza, es el contraste que ofrecen la mayoría de los Estados que la componen. Por ejemplo, en la diferencia abismal que existe entre las capitales y las zonas rurales; entre los lucrativos recursos naturales y las altas tasas de pobreza; entre la población muy rica y la población que vive en la miseria. O también que la segunda región con la tasa más alta de hambre del planeta, sea también la mayor proporción global de tierra cultivable.


Más de la mitad de los campos potencialmente cultivables del mundo están en África, una tierra donde 227 millones de personas pasan hambre, según la última estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (la FAO, por sus siglas en inglés). De hecho, el top ten de países con una situación alimentaría extremadamente alarmante, que registra el Índice Global del Hambre, está compuesto por ocho nacionalidades africanas. ¿Cómo es posible que ocurra esto en un continente que posee el 60 por ciento de la tierra agrícola de todo el mundo?

La respuesta la dieron los propios agricultores africanos a los Ministros de Agricultura y Comercio en el encuentro que tuvo lugar en Etiopía para preparar la Cumbre de la Unión Africana de 2014, declarado año de ‘Agricultura y seguridad alimentaria en África’. Para quienes trabajan la tierra, el problema está en la falta de acceso a los cultivos, la escasez de semillas y las dificultades para conseguir créditos con los que realizar las inversiones necesarias.

Fotografía de las tierra de Maputo, Mozambique,
tomada por R.Hammond / National Geographic.-
Inconvenientes a los que se suma un sistema de infraestructuras insuficientes, con carreteras dañadas, así como escasos puentes y embalses; técnicas agrícolas agresivas para la tierra; falta de sistemas de riego; una cada vez más presente inestabilidad climática; y también que unos 60 millones de hectáreas de tierra y agua del continente están en manos extranjeras, tal y como denuncia la ONG Grain. Para que se hagan una idea, esta cifra del volumen de acaparamiento de extensiones de cultivo es como si España entera (y aún más, porque las hectáreas que abarca el territorio español apenas sobrepasan los 50 millones) se dedicara sólo a la agricultura al tiempo que la mayoría de los españoles tienen dificultades para alimentarse. Si bien es cierto que sólo entre Senegal y Sudáfrica hay 400 millones de hectáreas de tierra productiva, de la cual solo se trabaja el 10 por ciento, tal y como apunta Miguel Ángel García Vega en El País.

Frente a estos desafíos, los políticos africanos están empezando a darse cuenta de la importancia de invertir en el desarrollo agrícola. Muestra de ello es el proyecto de la Muralla verde africana, que poco a poco va avanzando en su propósito de construir una gran barrera vegetal que atraviese de lado a lado el Sahel para frenar el hambre y la erosión de la tierra. O iniciativas más modestas pero tan necesarias como la de crear una Universidad Agrícola en Benín.

Fotografía tomada del portal
de la Fundación África Dream.-
Los contrastes que ofrecen los países africanos a menudo se perciben más bien como contradicciones pero, si se enumeran los factores, las piezas encajan. Y cuando eso ocurre es más fácil avanzar para hallar la solución del puzle.